27 de Abril de 2024
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ANTONIO LUNA, GÁNGSTER
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2014-09-12 - 09:57
"La dignidad no consiste en nuestros honores, sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos” - Aristóteles

Cuando pensábamos los veracruzanos que habíamos visto todo y considerábamos que nada nuevo existiría bajo el Sol, nuestra atribulada capital se convirtió en rehén de grupos de milicianos que, sin entender el porqué de sus luchas “democráticas”, se enfrascaron en batallas campales.
Xalapa, la que con asombro Alexander von Humboldt conociera como la “Ciudad de las Flores”, la “Atenas Veracruzana” de Enrique C. Rébsamen, simplemente dejó de existir.
Hoy bien podrían los xalapeños y visitantes llamarla “Ciudad Rehén”.
Y es que mientras miles de ciudadanos, empresarios, trabajadores, comerciantes, estudiantes y médicos sufren del sitio, las autoridades responsables de ordenar y garantizar el estado de derecho no oyen, no ven, no sienten, ni les importa el asunto.
Que la administración del gobernador Javier Duarte sea presa constante de manifestaciones, expresiones de repudio y rechazo, simplemente es síntoma de la incapacidad de sus operadores políticos.
¿Es que acaso sus funcionarios son cómplices?, se pregunta la ciudadanía.
La forma por demás gangsteril de proceder del líder de ese membrete llamado Partido Estatal Cardenista, Antonio Luna Andrade, evidencia que las instituciones están a punto de colapsar al dejarse maniatar, intimidar y ser presa de los caprichos de este delincuente disfrazado de prócer que, además, confirma dos cosas simples, incapacidad para garantizar el estado de derecho y la ausencia de recursos para atender las pseudodemandas sociales de los querellantes.
Pero quién es este gángster que ha provocado pérdidas millonarias a empresarios y ciudadanía a lo largo de la presente administración.
Sus orígenes están en las filas del Partido Acción Nacional en Córdoba, donde su padre, Antonio Luna Gutiérrez, fungió como presidente del Comité Directivo Municipal en la década de los 80.
Voces al interior del PAN admiten que su hijo, Luna Andrade, le habría robado la candidatura a diputado plurinominal negociada a espaldas de su progenitor.
Todo un mala entraña.
Para ese entonces no cumplía ni siquiera 25 años de edad, llegando a ser el primer diputado panista en la Legislatura de Veracruz. Posteriormente, a la muerte de su padre, decide retirarse del PAN por problemas internos, además de haber perdido el control político y su cacicazgo en Córdoba.
Antonio Luna Andrade temporalmente estuvo en el Partido Demócrata Mexicano, y al no encontrar eco en sus ambiciones personales, decide ya no participar. Es así como decide, en 1988, ingresar al Partido Cardenista (PFCRN), aprovechando la confusión del ambiente político nacional.
La ambición personal de Antonio Luna Andrade no tiene límites y en seis administraciones municipales continuas en el ayuntamiento de Córdoba, Veracruz, se enquistaba con una posición, siendo regidor en una administración y en otra su esposa Leticia Rodríguez, haciendo de esto su modus vivendi.
Con el paso del tiempo la organización Cardenista de Antonio Luna Andrade ganó terreno, manteniendo su operación gracias al apoyo del gobierno del estado, el cual le brindaba lotes, láminas, despensas y otras provisiones materiales, así como beneficios de programas de los dos órdenes de gobierno para mantener tranquilas a sus huestes.
Enfermo de ambición desmedida, Luna Andrade impuso su nombre a un sector de la reserva territorial de Crucero Nacional de Córdoba, ubicada dentro de los límites de la colonia Colorines.
Se sabe que ha mantenido un permanente contubernio con los responsables de la Dirección de Patrimonio del estado, lo que le permitió la entrega de terrenos sin mediar constancia de posesión y mucho menos promovió la escrituración de los mismos.
Así, ante su constante obsesión por alcanzar el poder, sus principales colaboradores en procesos electorales lo abandonan, la familia incluida.
Su vileza llega a tanto que actualmente se encuentra separado de sus verdaderos operadores, que son su hijo Antonio Luna Rodríguez y su esposa Leticia Rodríguez (que se quedaron con la Asociación Estatal de Mujeres Insurgentes).
De Luna, que no anda tanto, se sabe que es fanático de las jovencitas y las mujeres casadas, con las cuales no tiene empacho en meterse, sin importarle las familias.
Y Dios los hace y ellos se juntan, y es así que cuando se vaticinaba el fin de su carrera política, un gobernador fogoso de infausta memoria, Fidel Herrera, lo encumbra y llena de dinero.
Los nexos con Fidel lo catapultan al punto de convertirse en la agrupación favorita del gobernante cuenqueño.
Hoy, con azoro, los xalapeños contemplamos cómo esta clase de personajes se apoderan de las conciencias de los responsables de la política interior al amparo de la negociación y el beneficio personal, aun cuando toda una ciudad sufre las consecuencias de sus manifestaciones, totalmente faltas de razón, objetividad y sentido.
Confiemos que tanto legisladores, partidos políticos como la sociedad civil sometan a consulta popular si las manifestaciones merecen en verdad tener todas estas facilidades para colapsar y dañar la economía de una ciudad.
Mientras, los veracruzanos continuaremos preguntándonos hasta cuándo, hasta cuándo meterán en cintura o a la cárcel a este lunático.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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