27 de Abril de 2024
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BETY… PAGO DE FACTURA
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2014-09-11 - 10:22
Cómo han cambiado los tiempos.
Hoy la política en Veracruz se ha vuelto tan predecible, tan rodada y de un infantilismo tal, que cualquier juego se adivina antes que se produzca.
Evocando a dos personajes de grata memoria por su sabiduría política, recordamos a Jesús Reyes Heroles, quien sostenía que la política es un arte en el que la prioridad suprema es tejer fino. En igual sentido, pero al estilo Augusto Ponce Coronado, la política “es como una cirugía del corazón, no la puedes hacer a hachazos”.
En Veracruz, sin embargo, todo es posible.
A media tarde del martes 9 de septiembre, en sesión extra del Congreso rindió protesta como nueva magistrada Beatriz Rivera Hernández, singular mujer-hombre a quien se le premia por sus servicios prestados.
Y en ese a bote pronto se pretende que la opinión pública crea que la promoción es por su “brillante” carrera judicial, cuando es del dominio público que esta funcionaria fue la que tejió todo el entramado jurídico para inculpar al “cómplice” del asesino de la periodista Regina Díaz, un tal Jorge Antonio Hernández, alias “El Silva”, quien a la postre sería puesto en libertad al comprobarse su inocencia.
“Todas las resoluciones –dijo Beatriz Rivera tras la protesta que la unge en esa comodidad millonaria que le da la magistratura– fueron revisadas”, “todo se hizo bajo el marco de la legalidad en el caso de ‘El Silva’ y cumplí mi trabajo”, justifica esta persona.
-¿”El Silva” debió permanecer en la cárcel?
“Yo dicté una resolución y ahí está firme la sentencia”, respondió a incisivas preguntas de la prensa.
-Lo dejaron en libertad…
“Ése ya no es asunto mío y se trata de una función constitucional”, concluyó secamente la abogada del diablo.
Al caramba lo que en realidad pasó.
Para esta persona no existe más expediente que la incrimine, ni que se haya fabricado un culpable que hoy en libertad se lo tragó la tierra, como tampoco que existiese un mandato de libertad por falta de solidez jurídica.
Para Beatriz sólo fue el estar exigiendo el “¡a mí me pagan lo que hice y se acabó!”, y de paso recomendar e imponer a su hermano para que entrara, como fue, a la Procuraduría General de Justicia, porque el pago para esta gente es en paquete.
Y es que, ¿quién se acuerda que el pasado 9 de abril de 2013 las instancias de justicia sentenciaron a 38 años y dos meses de prisión a “El Silva”, asesino confeso (a güevo) de Regina Martínez Pérez, ocurrido el 27 de abril de 2012 para después, el 8 de agosto del año siguiente, fuera puesto en libertad?
Dos años después y ya con un nuevo fiscal se da cuenta que ante el amparo que la justicia federal otorgó a la familia de la extinta periodista, “se podría reaprehender a ‘El Silva’, pero sólo si es necesario”, según reconoció el pasado 30 de junio el procurador general de Justicia, Luis Ángel Bravo Contreras.
¿Sólo si es necesario?
En realidad no se sabe qué se requiera para que sea necesario: la muerta ahí quedó, la opinión pública no creyó, el cómplice culpable es inocente y la que preparó el tamal es desde anteayer magistrada.
Algo huele mal en ese tema.
Una vez más se atenta contra la inteligencia ciudadana, que no tiene más remedio que tragarse el sapo de ver pagada la factura en Beatriz, famosa por corretear quinceañeras en la prepa y en la Facultad de Derecho de la UV.
Ya pronto viene una nueva promoción, la subprocuradora Consuelo Lagunas, que fue la que armó todo el expediente del caso Regina. También será magistrada, una magistratura de a gratis, ya que ni siquiera la familia y el mundo entero han dado por cerrado el caso.
Ni modo.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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