El jersey resultó la versión kitsch del Santo Sudario
El pasado cinco de febrero, fue robado de los vestidores del NRG Stadium de Houston, Texas, el jersey del quarteback de los Patriotas de Nueva Inglaterra,Tom Brady. De acuerdo a los conocedores, la prenda usada por el jugador más valioso del Superbowl LI, está cotizada en alrededor de 500 mil dólares.

Dada la magnitud simbólica y de negocios del futbol americano, las autoridades de los Estados Unidos se aplicaron a investigar el hurto, cuando se tuvieron pruebas sólidas del posible ladrón se pidió a la PGR su colaboración, en virtud de que el presunto responsable (ahora pillo confeso), es el periodista mexicano Mauricio Ortega Camberos, exdirector del diario La Prensa.

A todas luces la investigación y colaboración binacional fue impecable, no se toleró la impunidad y se dispuso de los recursos necesarios para ello. Un hit para el procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade.

Sin embargo, le significamos al señor procurador, que acá en México tenemos miles de desaparecidos que no han tenido la misma suerte del jersey de Brady.

Tan sólo en los últimos días, hemos sabido de una fosa en Lomas de Santa Fe, al norte del puerto de Veracruz, en la cual, de momento, se han ubicado casi 250 cráneos. Más al sur, en la comunidad de Arbolillo, municipio de Alvarado, se informó de otra fosa en la que se han exhumado 47 cráneos.

La conclusión es trágica e infame: las personas que fueron los restos óseos mencionados, no tuvieron la fortuna de ser ubicadas vivas por las autoridades, las han encontrado muertas los colectivos conformados por los familiares de los desaparecidos. Además, es probable que por la falta de reactivos, tarden en recibir digna sepultura. De hacer justicia ni soñarlo.

En fin, todo indica que para la PGR y procuradurías estatales, puede valer más una casaca apestosa a sudor, que la propia vida humana.

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