No sólo fueron contra la ley, también contra la vox populi: por docena nos salió más caro
La ‘plenitud del pinche poder’ es la mejor frase para definir a los gobernantes que son dominados por las pasiones ilimitadas y que satisfacen tales deseos, por lo general desquiciados, a cualquier costo, no hay barreras y tampoco escrúpulos.
Hoy concluyen doce años de gobierno que dejan un profundo daño en Veracruz, aunque habrá que decir, que este deterioro se vio agravado en la segunda parte de la docena, sin embargo, los dos sexenios son complementarios en responsabilidad, no excluyentes.
En un primer momento, el frenesí impuesto por Fidel Herrera Beltrán al ritmo de su administración, generó la percepción de que las cosas avanzaban razonablemente bien, no obstante, todo fue una falsa apreciación, resultado de una gran inversión oficial y oficiosa en los medios de comunicación.
La debacle vino con la malhadada decisión de imponer como sucesor a Javier Duarte, no estaba preparado para gobernar y lo más catastrófico fue, que solo ansiaba saciar sus delirios de grandeza a costa del erario público.
La historia posterior la conocemos todos.
El primero de diciembre todas y todos los que habitamos Veracruz, debemos tener claro que, al margen de castigar a los criminales, es necesario reconstruir la economía y la moral colectiva, para volver a darle viabilidad histórica a la entidad.
Unos deben ir al ‘bote’, los otros, la inmensa mayoría, volver a encontrarnos con el futuro.
Nos urge un desagravio.

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