04 de Mayo de 2024
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LA INSOSLAYABLE BREVEDAD - Javier Roldán Dávila
Un suicidio heroico
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2016-11-25 - 15:01
Sensata, la Asamblea les evitó la depresión post mortem
Ayer fue entregada, post mortem, la medalla Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas Cámara, la persona que evitó el incendio y con ello la explosión, de una gasolinera en Chilpancingo, Guerrero, en 12 de diciembre de 2011. Su vida fue en prenda.
El asunto radica en que dicho galardón, el más importante que otorga el Poder Legislativo, por primera ocasión no fue adjudicado a un hombre de las elites, sino a un ciudadano que se desempeñaba como encargado de los sistemas computacionales del negocio mencionado.
Además de la hazaña del llamado “héroe de la gasolinera”, hay otro personaje fundamental en esta trama: el maestro Luis González de Alba.
Don Luis, en su juventud, fue uno de los líderes prominentes del Movimiento del 68 y ello, le costó pasar una temporada en la cárcel, de hecho, en los dos años que estuvo “a la sombra”, escribió su novela “Los días y los años”, en la cual narra su experiencia en la lucha estudiantil.
Posteriormente, González de Alba consolidaría el oficio de escritor, ora publicando columnas en periódicos, ora escribiendo ensayos para revistas prestigiadas, claro está, incluyendo sus libros.
Luis fue un hombre de izquierda universitaria, formado en la mejor tradición de la crítica y autocrítica fundamentada (cuestión que irritaba en demasía a la izquierda doctrinaria y a los izquierdistas primitivos de pasado priista). Congruente, aceptó su homosexualidad sin hacer un show mediático de ello.
Desde la muerte del ahora homenajeado, González de Alba se dio a la tarea de promover su candidatura para que recibiera la medalla en cuestión. El tema alcanzó su pináculo el pasado 2 de Octubre, día en que el escritor decidiera quitarse la vida ya que estaba aquejado de una dolorosa enfermedad, no obstante, dejó una carta dirigida a la Comisión encargada de definir a quien se entrega la presea.
La misiva cobró gran fuerza en las redes sociales y finalmente la propuesta fue aceptada y Gonzalo fue reconocido. El célebre suicida siguió ganando batallas después de muerto.
Cerramos citando a Héctor Aguilar Camín:
Estoy triste pero no estoy de luto. No creo estar frente a una desventura personal, sino frente a una muerte elegida, que fue para su autor una liberación, el último acto de una vida salvajemente dedicada a ser libre. Sé que Luis González de Alba murió y descansa en paz.
Posdata: en realidad, la medalla fue para Gonzalo y Luis, enhorabuena a ambos.

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