Algo ha de oler mal el máximo dirigente priista César Camacho Quiroz al advertir que en los procesos electorales por venir no deben postularse aspirantes que avergüencen al PRI.
Malos, qué digo malos, pésimos candidatos se han nominado a lo largo de casi un siglo en el Revolucionario Institucional. Corruptos y amafiados con el crimen organizado ha sido el denominador común de muchos de ellos, que al llegar dan la espalda a su pueblo.
En Veracruz en unos días más habrá de despejarse la incógnita de quiénes irán por un puesto de elección popular federal como paso previo al máximo evento sexenal que es la candidatura por la gubernatura.
Los nombres de los aspirantes son de todos conocidos y algunos de ellos de manera localizada ¡muuuy conocidos! por su pasado plagado de rapacerías, sin descuidar entes caciquiles que se retuercen los bigotes en espera del cacho de pastel.
La lista está lista y como diría el “Yayo”, para qué adivinar lo que ya se sabrá.
Para el proceso de selección, la cúpula del poder ha considerado quiénes y con cuánto se gana la plaza; quiénes de verdad tienen una base electoral sólida para que no salgan con su domingo siete, y quiénes o quién será el que se lleve el premio mayor, la candidatura a la gubernatura, a partir del mayor número de votos que acrediten en su distrito.
Y como en los portazos en los estadios hay muchos colados y otros más recomendados que han logrado convencer a quien decide que ellos son los “buenos”, aunque al final se gaste en exceso y arroje en paralelo pérdidas cuantiosas en lo político.
Por ello son dos las prioridades del aparato por resolver.
En primer término llevar al PRI la mayoría de los distritos, que no el carro completo porque eso no existe en Veracruz, que permita al gobernador Javier Duarte presentar una carta de crédito que le entregue el derecho a decidir por su sucesor.
El segundo elemento es que hay dinero pero no tanto, de ahí que el tema Xalapa o se le mete un ciento de millones a una candidata externa o se cede una vez más la plaza. Es el mismo caso del corredor Veracruz-Boca, Córdoba, Papantla, Tantoyuca y más al centro Coatepec, por citar algunos en manos de los azules.
Así pues, por citar un par de casos para el rescate de Boca, hay que acuchillar a los Yunes y para Córdoba hay que meterle de nuevo unos 150 millones de pesos.
Por tanto, lo único que queda es postular candidatos que ganen no con el billete… Hay que buscar a Diógenes.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo