SE SABE perfectamente bien que el Partido Revolucionario Institucional, pasa por una severa crisis política, la peor de su historia.

Se sabe bien que dentro de esta crisis y debacle sufrida por el tricolor recientemente, estuvieron intereses particulares muy profundos, principalmente de políticos plenamente identificados.

En su afán de descarrilar a un contendiente con la fuerza política necesaria para arrebatar el gobierno del estado, no midieron las consecuencias y se instrumentaron estrategias que estuvieron fuera del propio Partido Revolucionario Institucional, como una fuerza política separada y con fines, prácticamente, desastrosos.

En los comicios del pasado mes de junio, no hubo apoyo para el PRI y por eso perdió escandalosamente las elecciones. La razón de esta ausencia de respaldo político, fue que por los dos lados, tanto del PRI, como de los partidos de oposición, se venía gestando una seria amenaza para los intereses particulares de unos cuantos y por lo tanto no importó que al tricolor se lo llevara la mala suerte.

Dentro del PRI, sin duda, faltó prudencia.

Desde el principio, aún antes de la campaña política priista, se arremetió en contra de quienes tenían la posibilidad de apoyar, no tan solo la campaña, sino también las propias estrategias políticas que para ese entonces ya se habían instrumentado, debido a que dentro de este mismo grupo político, se pensó que no había presidente de la república, priista, o si bien lo había, no era merecedor del respeto político y que por lo tanto se podía hacer lo que se hizo en el sexenio anterior.

Malos cálculos en principio, de querer presionar al presidente de la república, primero por aquello de que hubo apoyos para la campaña presidencial y que por eso, se estaba en condiciones de proponer, sugerir y en última instancia, hasta de presionar y obligar a tomar una decisión que no estaba, para ese entonces, en el ánimo de quien manda a nivel nacional y de la propia dirigencia nacional del PRI.

Todo parte, pues, por esta creencia de que se había comprado la facultad de decidir.

El aspirante de la casa Veracruz, no tenía ningún respaldo de los diversos sectores del tricolor, era una opción para que en este momento estuviera protegiendo a los políticos que formaron parte de la camarilla que saquearon al Estado. El intento fue hasta los últimos momentos, lo que pudo verse con la presión política para que el presunto aspirante se colocara en posición envidiable dentro de la dirigencia estatal del PRI y luego saltar, como la liebre, a la candidatura tricolor.

El dúo político que no permitía que se cometiera tal asalto, tuvo que apartarse desde el principio, pactando políticamente y dando fuerza a un acuerdo que tendría la victoria en el final. Uno de ellos fue el candidato, pero ya no con el apoyo tradicional de quien mandaba en la entidad.

Así se fueron dando los acontecimientos, con un partido dividido y por lo tanto vulnerable.

La oposición se dio cuenta a tiempo y dispuso de la experiencia política de un hombre que hoy se ha convertido, de la misma manera, en el protagonista de un enfrentamiento permanente, pero con resultados positivos para su propia causa.

Hoy, después de todo lo que se ha desarrollado en Veracruz, el PRI, fue el más perjudicado en una batalla sin sentido. Por eso, quienes tienen el mando nacional se apresuran a fortalecerlo y rezan, eso sí, porque el PRI, recupere la confianza.

Por eso, Ochoa Reza, sí, pero por su partido.

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Y MIENTRAS TODO ESTO sucede aquí en la aldea política, en el altiplano, los legisladores federales buscan la manera de auto protegerse. Saben bien que ya no tienen el respaldo de su jefe político y que se han quedado huérfanos por el momento.

Buscan, por lo tanto, la bendición de quien manda a nivel nacional y están presionando, incluso, para sostenerse de la débil reata que los sujeta.

Muchos de ellos están metidos en el mismo ajo. Muchos de ellos, si los investigan debidamente, también les sacaran sus trapitos al sol, aquellos que acumularon durante el tiempo que tuvieron todo a su favor.

Hoy, desesperadamente, se cuelgan de la última esperanza para que no puedan ser tocados. Tanto que prefieren unirse al enemigo, que verse sujetos a proceso por sus malas acciones y trinquetes que, por cierto, quedaron documentados a pesar de que haya quien los pueda proteger.

Y por su propia salvación, están dispuestos a desconocer, incluso, la amistad que los unía con el ex gobernador de la entidad, pues de lealtad, tampoco tienen nada, más cuando allá en el centro de las decisiones políticas, han preferido mantenerse al margen para no ser salpicados de alguna irresponsabilidad.

Noticias de allá dicen y aseguran que ya no les importa a los legisladores más identificados con el duartismo, lo que pueda pasar con su Jefe, pues después de aquella manifestación de apoyo, publicada nacionalmente para respaldar al Ex gobernador, solo el silencio les ha quedado, pues ya nada quieren y pueden hacer por quien también les permitió que se enriquecieran ilegítimamente.

Así las cosas, mucho se tendrá que escuchar y ver en los días que están por venir, pues la historia de esta sucesión gubernamental, no ha terminado y menos cuando en diciembre habrá noticias fuertes que cimbraran, se ha dicho, a todo el país.

¿Será cierto y de serlo, qué le espera a Veracruz?

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