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Licencia gubernamental
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2016-10-13 - 15:00
POR FIN, después de múltiples especulaciones respecto de su permanencia en el Poder Ejecutivo de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa se anima y pide licencia para separarse de su cargo.

Entre sus razones para tomar esta importante decisión, independientemente de las presiones que venía enfrentando en los recientes meses, principalmente, por el supuesto delito de enriquecimiento ilícito, desviación de recursos económicos de su propia administración y la no justificación de miles de millones de pesos que no se encuentran respaldados dentro de sus respectivas funciones, fue que el gobierno de Veracruz, requería de un gobernador de tiempo completo, debido a que él se encontraba sumamente ocupado en la defensa propia que lleva a cabo en contra de las diversas acusaciones que se le imputan.

Pero esto no es todo. Javier Duarte de Ochoa venía analizando desde hace tiempo, la posibilidad de separarse de su cargo, en virtud de que Veracruz, el estado que representaba, se encontraba, prácticamente, sumido en la ingobernabilidad y por lo tanto, en un evidente desastre en todos los sentidos.

Las manifestaciones diarias de empleados, organizaciones de los diversos sectores, que iban desde el empresariado hasta los propios jubilados, era ya una agenda pública que se tenía que enfrentar todos los días.

No había descanso para su persona. El sueño se le fue en virtud de que no podía más con el paquete, pues sin recursos económicos, tampoco podía resolver los casos más precisos y prioritarios.

Duarte de Ochoa se vio acorralado por todas partes. No hubo quien lo defendiera, incluyendo a sus más allegados amigos, a quienes benefició haciéndolos millonarios personajes que hoy se encuentran al margen de todo lo que está sucediendo, así como aquellos que con tiempo, prefirieron dejarlo en su propio estado de indefensión, percibiendo su destino.

El baile aquél, donde dijo que le había tocado bailar con la más fea, termina, prácticamente, con la licencia solicitada, pero no con la responsabilidad que todavía le sigue y le seguirá mucho después de concluido el periodo gubernamental que le ha correspondido.

Durante su gobierno no hubo obra pública, no hubo avance en el desarrollo de la entidad veracruzana y los funcionarios que le rodearon, como parte de la fidelidad y del duartismo, aprovecharon la oportunidad de hacerse ricos a expensas del Gobierno del Estado, y consecuentemente, de los propios veracruzanos. Dichos funcionarios, hoy tienen, también una plena responsabilidad ante las instancias judiciales y ante la sociedad, pues son ampliamente conocidos como personajes que se la noche a la mañana, aparecieron con grandes propiedades y cuentas bancarias abultadas, producto del desorden y la mala, pésima administración que tuvo el Estado, en los principales cinco años de gobierno.

Hoy, se cuenta, en todas partes, el enorme daño patrimonial, que históricamente ha enfrentado el estado de Veracruz .

Fue un gobierno inédito por su alta irresponsabilidad. Por la ambición desmedida de unos cuantos, que si bien están plenamente identificados, no hay, por el momento las correspondientes órdenes de aprehensión, hasta en tanto, no se concreten las pruebas necesarias para hacerlo.

Duarte de Ochoa, es ahora el principal responsable de la debacle, pero como el hilo se revienta por lo más delgado, jure usted, amigo lector, que por lo menos serán seis los ex funcionarios gubernamentales de menor rango, los que caerán en breve para ser sometidos a proceso judicial.

La licencia gubernamental, fue también como el remedio casi oportuno para no enfrentarse a la nueva Legislatura del Estado, en lo que sería el sexto informe de gobierno. Es casi seguro, que este fue el motivo más sobresaliente de la decisión de Duarte, para separarse de su cargo.

La historia, como se dice, dará cuenta del presente.

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JAVIER DUARTE DE OCHOA seguirá siendo gobernador, con licencia, hasta las cero horas del día treinta de noviembre próximo. El fuero constitucional, lo protege por ahora, porque su puesto es producto de una decisión electoral, donde el pueblo le confió el gobierno y la administración.

El gobernador sustituto, habrá de concluir este sexenio gubernamental y se hará cargo, más que nada, del correcto proceso de entrega-recepción. No tendrá mayores posibilidades de recomponer el mundo de la entidad veracruzana. Tampoco contará con el tiempo y menos el dinero que se necesita para el debido cumplimiento de los compromisos contraídos por la administración de Javier Duarte de Ochoa.

Hay quienes lo quisieran en la cárcel a partir de este momento, como lo hicieron saber algunos connotados abogados que se precipitaron al declarar que con la licencia solicitada, se abría el camino para su detención. Cuestión que no analizaron dichos conocedores del derecho, porque se trata de una licencia, no de una renuncia, la cual, también, sería improcedente y tampoco la Legislatura del Estado, la aceptaría.

De tal manera, que para el gobernador de Veracruz, el fuero constitucional, lo sigue respaldando para no ser sometido a juicio, sino hasta después de terminado su gobierno, tiempo en el cual decidirá si protegerse mediante uno o más amparos o bien someterse voluntariamente a la acción de la justicia.

Ese es un tema que ayer mismo fue ampliamente comentado y hasta discutido por varios actores políticos de la entidad, así como de los propios representantes de los sectores sociales de la entidad veracruzana.

Pero es claro que el gobernador, tendrá el tiempo y la libertad necesaria para poder defenderse, como él mismo dice, de las acusaciones que le han interpuesto a lo largo de los recientes meses, con más crudeza, después de las elecciones del mes de junio.

Así las cosas, concluye un episodio más de la historia política de Veracruz, aunque no es todo, porque seguirá siendo el principal tema y atención de propios y extraños. Esto, también, júrelo usted, amigo lector.

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HASTA ANTES DE concluir la redacción de esta columna, seguían las negociaciones y toma de acuerdos en la legislatura local, para nombrar al gobernador sustituto, después de que el gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, solicitara licencia al Congreso local, para separarse de su cargo. La sesión extraordinaria del Congreso, había sido convocada para las cinco de la tarde, sin que a las siete de la noche, se hubiera tomado una determinación.

Aunque la sesión legislativa, seguía su curso, la tarde de ayer ya se había convertido en una larga jornada para los medios de comunicación que esperaban la resolución sobre el nombramiento del nuevo gobernador.

El único nombre que se manejaba hasta esos momentos, era el del Secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, para continuar el gobierno duartista hasta el treinta de noviembre próximo, pero los acuerdos no se habían dado a conocer, debido a que la sesión legislativa, desarrollada a puerta cerrada, no lo había comunicado de manera oficial.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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