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La inteligencia
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2015-02-07 - 11:38
Nos referimos a la “inteligencia” como una característica que la mayoría de los seres humanos posee en mayor o menor media.

Sin embargo el problema de cuantificar esta “mayor o menor medida” ha sido un tema nada sencillo que ha requerido de todo un esfuerzo de inteligencia. Inicialmente se pensó que a partir de la medida del volumen del cerebro podría inferirse la inteligencia de las personas. Otros han sugerido que diferentes razas humanas tienen diferente inteligencia. Otros piensan que la inteligencia puede heredarse y por tanto es de esperarse que de padres inteligentes se tengan hijos también inteligentes.

A principios del siglo XIX el médico George Morton dio a conocer el resultado de su estudio de cráneos humanos de diferentes razas. Él estaba convencido de que las diferencias en inteligencia eran debidas a los diferentes volúmenes craneales. Morton encontró que personas caucásicas (alemanes e ingleses) tienen en promedio un volumen cerebral de mil 508 centímetros cúbicos, los asiáticos mil 344, los mexicanos e indígenas americanos mil 295, y los africanos mil 229 centímetros cúbicos. Estos resultados fueron usados para justificar el racismo, la explotación y colonización.

Posteriormente se revisaron los resultados de Morton y se encontraron errores metodológicos muy serios. Morton, como muchos científicos que tienen una idea preconcebida y que desean probarla, incluyó muchos más cráneos pequeños del grupo negro e indígena y excluyó muchos cráneos pequeños del grupo caucásico, causando de este modo los resultados que reportó. Sus resultados están contaminados por las ideas que Morton tenía y que simplemente deseaba justificar aunque esto se hiciera modificando artificialmente los datos con que trabajó.

Los trabajos de Morton influyeron al médico Pierre Paul Broca quien a mediados del siglo XIX realizó su propia investigación sobre la inteligencia comparando los cerebros de personas eminentes con los de grupos “inferiores” como negros, delincuentes y mujeres. Broca logró convencer a varias eminentes personas para que donaran su cerebro después de su muerte. Hubo casos como el del naturalista George Cuvier con un cerebro que pesaba mil 830 gramos o el del novelista Ivan Turginev con un peso de 2 mil gramos. Sin embargo pronto surgieron graves inconsistencias pues grupos “inferiores” como los malayos mostraron tener pesos cerebrales mayores a los de los europeos caucásicos cuyo promedio era de mil 300 a mil 400 gramos. También se encontró que el peso de muchas personas eminentes era muy parecido al que se había determinado para los negros. El ejemplo más conocido es el cerebro del poeta Walt Whitman que solo pesó mil 282 gramos. El trabajo de Broca enfrentó severas críticas debido a un incorrecto planteamiento del problema y del análisis metodológico realizado. El tema de la cuantificación de la inteligencia demostró ser un problema muchísimo más complejo que lo que los primeros investigadores sobre el tema creyeron.

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