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‘Inches’ spots
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2015-01-12 - 08:44
Con el inicio de las precampañas electorales federales, a partir de ayer 10 de enero y hasta el 18 de febrero nos tendremos que chutar, tragar, aguantar, soportar, sufrir, en radio y televisión, 7 millones de spots de los partidos políticos para las elecciones del 7 de junio, en una prueba a la que no está sometido ningún ciudadano en el mundo, pues esto solo sucede en un País raro como el nuestro donde el pueblo permite que su dinero se dilapide de esta manera tan estúpida y en donde agachados somos sometidos a millones de mensajes engañosos.

Con un sistema político en decadencia y rechazada por la sociedad, la partidocracia, el grupo minúsculo de mexicanos que disfruta del presupuesto público desde los partidos políticos, diseñó un esquema para intentar convencer a los electores que ellos son buenos cuando sabemos que son malos, para querer que los aceptemos cuando se saben rechazados, para invitarnos a votar cuando dudamos en hacerlo, para querer convencernos de que son honrados cuando viven en la transa.

En el colmo del exceso, autorizan usar del presupuesto público, de ése tan escaso recurso, millonadas de dinero para que nos presenten discursos huecos, ofensas al adversario, promesas que no cumplirán, todo en una interminable cadena de espacios radiofónicos y televisivos que nos harán repugnar más la decrépita vida política de este hermoso País.

Durante 40 días, la sufrida ciudadanía escuchará o verá, indefensa, en medios electrónicos desde las 6 de la mañana (imagínense despertar escuchando que el Niño Verde es bondadoso) y hasta la medianoche (qué manera de ir a la cama a descansar con los relojes del presidente del PRI), 2 mil 400 spots con las ofertas que tienen los partidos políticos esperando lograr lo imposible: posicionarse en las urnas y obtener el mayor número de votos.

Si nosotros hacemos un ejercicio estadístico en las jornadas electorales comparando la inversión en publicidad (ese dinero que tiran a la calle los políticos) y la comparamos contra el porcentaje de participación en las elecciones, veremos que no tiene efecto la publicidad en que el pueblo salga a las calles a votar; por el contrario, se logra vacunar al votante y esto se traduce en abstencionismo.

El problema de origen es que los ciudadanos ya no creemos en los políticos cuando sabemos a diario del saqueo que hacen del País; moches, trácalas, alianzas con el narco, tráfico de influencias, conflictos de intereses, vida cómoda a manos llenas, chapulines que saltan de un lado a otro, jugosas dietas, sueldos por arriba del promedio mundial, fuero a diputados y que son en conjunto el verdadero motivo por el cual el abstencionismo crece en México.

Está comprobado en el mundo que el ciudadano acude a las urnas no solo cuando confía en el sistema y árbitro electoral, sino cuando saben que tiene sentido el votar por alguien confiable y que el elegido responderá a las expectativas, a las esperanzas que la gente pone en ellos.

Pero además, con los “inches” spots regresará la llamada “guerra sucia” en las campañas y reforzaremos en nuestra niñez y juventud, el uso de las campañas electorales como medio para descalificar y no para respetar; para destruir y no para construir; para dividir y no multiplicar; para restar y no sumar. Seguramente habrá partidos políticos que ofendan a los otros en una enorme “guerra sucia”; sus mercadólogos intentarán hacer magias para atraer la atención del ciudadano.

Desconozco si exista un recurso legal que proteja nuestros derechos humanos para evitar escuchar o ver esta publicidad ofensiva a la inteligencia que nos harán los partidos políticos. Debe existir algún mecanismo que nos permita escapar de ese mundo irreal al que nos quieren llevar los políticos. El presupuesto que dilapidarán con los “inches” spots permitiría crear universidades, préstamos a emprendedores, fortalecer el sistema de salud, ofrecer becas a los mejores talentos. Por eso este despilfarro tendrá un efecto contrario al que desea lograr: provocará mayor irritación en la gente y rechazo al sistema político. El reto será evitar lo que se espera: un enorme voto blanco, voto nulo, abstencionismo, protesta en rechazar asistir a votar después de escuchar tantos “inches” spots.

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