Existen fechas que desearías no recordar, por lo lamentable de algún hecho o simplemente por la pérdida de un ser querido, quizá para cientos de docentes este fin de semana del 21 y 22 de noviembre, deberá quedar inscrito en una de esos lamentables días que no deberían volver a repetirse, pero que lamentablemente dejan una cicatriz profunda en el colectivo social.
Lo que ha comenzado a ser una actitud poco comprensible de un grupo de docentes que se siguen oponiendo a la evaluación magisterial, se convirtió en el repudio de un grupo que dedicado a salvaguardar a la sociedad, actúa contra ella de la manera más absurda y burda posible, al reprimirla a punta de tolete.
Tan criticable una actitud como la otra, pero lo cierto es que la posición asumida por los cuerpos de seguridad a cargo del secretario Arturo Bermúdez raya ya en la intolerancia.
Las imágenes difundidas por las redes sociales exhiben la incapacidad de las autoridades para la negociación, personas, docentes, reporteros son agredidos sin mayor empacho, bajo el pretexto de que se encontraban en el perímetro cercano a la sede donde se aplicarían las evaluaciones.
Bajo estos hechos nos preguntamos ¿por qué razón las autoridades educativas no han puesto un hasta aquí a los cientos de docentes identificados con el Movimiento Magisterial Veracruzano?, ¿a qué se debe que las autoridades no detengan a personajes plenamente identificados con grupos anarquistas, que no en una si no en varias ocasiones han vandalizado y agredido a medios y reporteros?
Se debe reconocer que son más los docentes que a pesar de las amenazas y anuncios de sabotaje a la evaluación realizados por los integrantes del magisterio disidente acudieron a ser evaluados.
Lo inconcebible es la violencia por la violencia.
Nicolás Maquiavelo afirmaba “el príncipe tirano muestra su absoluta falta de virtud en su impotencia para conseguir su objetivo: mantenerse como príncipe sin ser odiado por el pueblo. Su recurso a la tiranía no expresa su poder – ni, por tanto, su virtud de príncipe- sino su debilidad, su carencia, de modo que así cava su propia sepultura. Su tiranía hará germinar intrigas y conjuras, encabezadas por los hombres <>. La deshonestidad del príncipe, la violación por su parte de las leyes, costumbres y valores morales que constituyen una ciudad, es la justificación de la rebelión de los nobles, de los mejores, seguidos por el pueblo.”
Recordemos que en puerta se encuentra un proceso electoral en donde habrá de concretarse el proceso de renovación gubernamental y quizá la máxima escrita por el florentino hace más de 500 años, retumbe con fuerza en la memoria de una sociedad que ya se asqueo de tanta impunidad.

Al tiempo.

astrolabiopoliticomx@gmail.com
Twitter: @LuisBaqueiro_mx