Cuando Ian Lancaster Fleming concibió el personaje de su novela “Casino Royale” en 1953, nunca imaginó el alcance que el mítico agente del Servicio Secreto Ingles alcanzaría, y mucho menos, claro está, el alcance económico que generaría.
Y esto se lo comentó porque recientemente el periodista Carlos Loret de Mola, dio cuenta en su columna “Historias de Reportero” que publicó El Universal el pasado jueves 26 de marzo, que las zagas cinematográficas del agente secreto son la franquicia más rentable de toda la historia del cine Hollywoodense.
Loret de Mola advierte “En el 007 todo se comercializa: el reloj que usa, el traje, los lentes, el vehículo. Cada marca paga por aparecer.”
“Es la única película que recupera su costo antes de estrenarse. Vende todo. También las ciudades donde se graba.”
Es así como la relación del 007 y México ha estado trazada a lo largo de la historia con su llegada al séptimo arte, pues han sido diversos actores mexicanos los participantes de la misma, el primer icono de la cinematografía nacional en ser el principal colaborador de Sean Connery en "Desde Rusia con amor" (1963), fue Pedro Armendáriz (padre), al asumir el rol de Karim Bey.
Fue hasta 1989 cuando otros mexicanos fueron incluidos en el reparto de alguna de las odiseas de James Bond. En esa ocasión, Timothy Dalton era el encargado de personificar al 007.
Los connacionales que participaron en "Con licencia para matar" fue encabezado, por coincidencia, por Pedro Armendáriz Jr., quien fue el presidente Héctor López, mientras que a Claudio Brook le tocó el rol de Montelongo.
A éstos se agregaron Enrique Novi (Rasmussen), Jorge Russek (Jefe Pit), Sergio Corona (bellboy), Juan Peláez (atendedor en casino) y Humberto Elizondo (gerente de hotel), al tiempo que Edna Bolkan y Gerardo Albarrán, entre otros, fungieron como parte de los jugadores del casino.
Y aunque la cinta no fue bien aceptada por la crítica, esta misma comentó que la labor de los mexicanos fue sensacional, al grado de asegurar que Armendáriz y Brook tenían a cuestas el peso del filme.
Llegada la década de los 90’s Pierce Brosnan probó ser un buen agente secreto en "Goldeneye" (1995), "El mañana nunca muere" (1997) y "El mundo no basta" (1999) cuando llegó "Otro día para morir" (2002).
En esta última, Emilio Echevarría, como Raúl, y Joaquín Martínez en el papel de un cubano que gustaba del habano, mostraron su capacidad histriónica y dejaron en alto la labor hecha por mexicanos en el cine.
Con la llegada de Daniel Craig como el 007, en la película "Quantum of solace", contó con la participación de Joaquín Cosío quien tuvo a su cargo el papel del General Medrano.
En la misma cinta se cuenta con la participación del fabuloso Jesús Ochoa (Lieutenant Orso) y Elizabeth Arciniega (escritora), mientras que para las versiones dobladas se cuentó con las voces nada menos que de Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro.
Pero no solo han sido los actores los que se han relacionado con el famoso agente doble 00, sino que también mantiene relación con importantes políticos mexicanos.
Según afirma Loret de Mola el presidente Enrique Peña Nieto preocupado por lo que se hablaba de México en el mundo convocó a varios empresarios poderosos con intereses en el turismo y la publicidad. Les pidió consejo: cómo reposicionar la imagen de México en el extranjero, pintada de sangre por la guerra contra el crimen organizado.
Recogió varias respuestas. Una le gustó en particular: hacer una película de James Bond en nuestro país.
La idea de la filmación surgió de los empresarios Miguel Alemán Magnani y Daniel Chávez Morán y venía acompañada de varios datos:
1.- Después de una película del 007, aumenta el turismo en las llamadas “ciudades Bond”, definidas éstas como aquellas donde aparece el famoso agente secreto británico desplegando sus refinados gustos y excéntrico modo de vida (no las retratadas como lugares sórdidos).
2.- Dos años después de su estreno, tres cuartas partes de la población mundial ven las películas del espía galán que cada noche degusta un Martini idéntico y una mujer diferente.
Cuentan algunos de los involucrados que al presidente Peña Nieto le encantó la propuesta. Y comisionó a la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, para llevarla al cabo.
El cabildeo no fue sencillo. Muchas localidades quieren ser “ciudad Bond”. Las negociaciones se iniciaron en 2013. La llave fue Alemán Magnani: su padre, el ex gobernador veracruzano Miguel Alemán Velasco, fue amigo de Albert R. Broccoli, el productor visionario que convirtió las exitosas novelas de Ian Fleming en la máquina de hacer dinero que es hoy el 007.
El señor Broccoli murió en 1996 y su hija Bárbara heredó la franquicia. Ella es la dueña de James Bond. La relación de las dos familias les consiguió la cita. Nada más. El resto era por su cuenta.
El trato es sencillo: ¿quieres ser “ciudad Bond”? Tú pagas todos los gastos de grabar ahí. Fueron muchos vuelos a Londres en el estira y afloja. Alemán Magnani, dueño de la aerolínea Interjet, y Chávez Morán, propietario de los hoteles Mayan, se comprometieron a juntar el dinero.
La secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, a respaldar el proyecto y conseguir todos los permisos para filmar en sitios históricos porque nunca hubo duda: había que hacerlo en el centro del DF. Rápido aceptó la administración de Miguel Ángel Mancera.
Algún medio de comunicación no confiable publicó que el gobierno federal pagó 14 millones de pesos por traer a James Bond. Fue desmentido y no reviró con ninguna prueba.
Según fuentes involucradas en la negociación, si el costo de la producción en la capital del país rebasa cierto monto aportado por los empresarios -la cifra está escondida en un contrato con cláusula de confidencialidad- el gobierno federal deberá cubrir el resto.
Eso se sabrá hasta que Bond, James Bond, se vaya de México.
La pregunta sería ¿Por qué el ex gobernador Miguel Alemán no propuso a Veracruz como escenario para la filmación? Acaso la severa crisis financiera de la entidad será la razón.

Al tiempo.

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