Alarmante resulta enterarse de que en nuestro país y especialmente en Veracruz, supuestos profesionistas sin escrúpulos lucran con la sociedad al amparo de un certificado, titulo, o documente falso, apócrifo o incluso clonado.
Recientemente una investigación periodística a cargo de Proceso en la entidad, firmada por su corresponsal Noé Zavaleta, abría puesto en alerta a la sociedad, ante los señalamientos de la posible instalación de un verdadero cartel de seudo profesionales de la cirugía estética que estarían lucrando con la supuesta formación de profesionales en cirugía plástica.
El referido trabajo periodístico advierte que en Veracruz al margen del Sistema Nacional de Salud estaría operando la Universidad del Conde, en la cual estaría lanzando al mercado un promedio de 15 charlatanes por cada cirujano plástico certificado, lo que arroja una cifra de 20 mil estafadores advierte el presidente de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (AMCPER), Alfonso Vallarta Rodríguez, la cual aglutina en promedio a 350 cirujanos certificados.
Cabe destacar que de esta universidad patito abría egresado el médico que operó a la cantante Alejandra Guzmán y que hoy purga condena por dichos delitos.
En los últimos ocho años, el número de universidades privadas se duplicó al llegar a dos mil 858 instituciones con más de cinco mil planteles o escuelas en todo el país.
Por increíble que parezca de todo este universo de opciones educativas, solamente 113 instituciones cuentan con la acreditación de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (Fimpes), única instancia que certifica la calidad de una institución privada.
A lo anterior se suman 321 planteles que ofrecen al menos un plan de estudio de calidad otorgado por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes).
Recientemente una investigación desarrollada por Periódicos Asociados en Red revisó las condiciones en que operan universidades privadas en nueve estados: Jalisco, Yucatán, Durango, Sonora, Coahuila, Baja California, Tabasco, Sinaloa y Veracruz.
Llama la atención que en el caso de Veracruz, las escuelas de educación superior trabajan en casas que se “acondicionaron” como institutos educativos. Cuartos que son salones, sin espacios deportivos, talleres o laboratorios.
Se tiene documentado que en el estado de 591 planteles e instituciones privadas que tienen registradas ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) durante el ciclo escolar 2013-2014, solo 104 cuentan con el RVOE federal.
En México abrir una universidad es fácil y barato; para que tenga usted una idea en Sonora bastan 667 pesos para dar de alta un plan de estudios, en Baja California es gratis. Muchas instituciones se instalan en planteles improvisados: bodegas o casas que carecen de infraestructura básica como laboratorios, bibliotecas o centro de cómputo. En algunos casos, cuentan con menos de 500 alumnos y personal multifacético. Por ejemplo, en Durango 24 profesores de un instituto imparten once licenciaturas, dos maestrías y un doctorado.
En Baja California, las autoridades cerraron el año pasado una “universidad” que estaba adentro de un centro comercial. En Jalisco y Coahuila, carecen de registro a nivel estatal de inspecciones a universidades privadas. Con mensualidades de hasta 600 pesos, en muchas ocasiones la oferta se orienta según el mercado. El caso de Tabasco, muestra que claramente como la circunstancia motiva la oferta, actualmente existe un boom de escuelas que ofrecen ingeniería petrolera en su matrícula, resultado de la Reforma Energética.
A nivel nacional, estudian 1.2 millones de jóvenes (33 de cada 100 universitarios) en universidades privadas, muchos de ellos, rechazados de universidades públicas.
Es evidente que la problemática nacional es severa, la deficiente inspección de las autoridades sobre las instituciones particulares, evidencia que existe toda una red de complicidades, pues la ley no obliga a la supervisión, solo sugiere al menos dos inspecciones por año.
El 85 por ciento de los planteles con RVOE federal en el país están en el último lugar por su compromiso con la calidad y sólo el 4 por ciento tiene niveles de excelencia, según la última evaluación de la SEP. El diagnóstico añade: seis de cada 10 planteles carece de un estricto proceso de evaluación del aprendizaje.
Ahora le preguntaría ¿se dejaría asesorar, atender medicamente, o permitiría que alguien egresado de alguna de estas universidades construya su casa? Sabiendo cómo anda la educación en Veracruz.

Al tiempo.

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