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Urge el cambio de dirigencia en el PRI
¡Francisco Garrido asoma..!
2015-02-16 - 09:02
Con las arcas vacías, plagado de corrupción, grupos caciquiles que se mueven por la libre, una dirigencia sin voz ni voto y un partido dividido de cara al descredito ciudadano, el Partido Revolucionario Institucional en Veracruz transita a las federales sin rumbo ni concierto.

Urge un director de orquesta que armonice.
Alfredo Ferrari ha puesto su mejor esfuerzo al frente de la institución partidista, pero solo está como provisional; es transitorio. Es el ya merito en lo que el primer priista decide.

Javier Duarte trae dos cartas en la mano, una de ellas corresponde al desacreditado Raúl Zarrabal Ferat, bajo sospecha de corrupción. Es un buen operador político electoral, pero al PRI le hace falta algo más que eso.

Requiere de un político honesto, que genere respeto y confianza, que sume, que conozca la geopolítica veracruzana y a la misma clase política, que tenga experiencia y no sea un empleado más de Casa Veracruz.

Y es que cómo entender que el aun diputado Zarrabal, pueda concretar acuerdos con Héctor Yunes Landa, agigantado por el diferendo con el gobernador tras la imposición de la gubernatura. Cómo dar crédito a este boqueño para que pueda conciliar con José Francisco Yunes Zorrilla, quien al igual que Héctor llevaron por altos caminos al PRI cuando fueron sus dirigentes y no solo eso, guardaron para sí una buena parte de ese voto leal, ese voto duro que camina con ellos.

El PRI, luego del azaroso tránsito de Jorge Carvallo, Erick Lagos, sobrevive en señalada división.

La peor época de oscurantismo ocurrió, sin embargo, durante la gestión de Elizabeth Morales García quien fiel a su estilo impuso modas y modos y terminó, al igual que en su paso por la alcaldía de Xalapa, llevándose hasta las cucarachas de las oficinas.

Alfredo Ferrari sabe, y lo sabe cada día que llega al partido, que su tránsito terminará sea en la víspera de las elecciones federales, en donde su participación será nimia ya que toda la operación se lleva a cabo desde “Casa Veracruz” con Gabriel Deantes bajo la tutela de Fidel Herrera Beltrán, o pasado junio una vez que empiecen los preparativos para la gubernamental del 2016.

A Ferrari, sin duda, habrá de pagársele con una subsecretaria en el aparato o se le abrirá un espacio de juego electoral en favor del candidato del PRI al gobierno, pero no caminará más por el sendero de la dirigencia priista.
Y es que hoy para el PRI se impone un liderazgo que armonice con la aplanadora de Casa Veracruz que desde Fidel no encontró otro camino que resolver todo con dinero y alianzas inconfesables.

Ahí está presente el marcado descontento por el proceso de selección de los candidatos a diputados federales en donde se acudió a cacicazgos, a delincuentes embozados a supuestos operadores regionales que controlan los distritos electorales y a quienes tienen dinero para auto patrocinarse como es el caso de Elizabeth Morales que ha dispuesto 116 millones de pesos de su bolsillo para ganar Xalapa urbano.

Sin embargo, para la jornada electoral 2016 por la gubernatura del 2016 donde muy seguramente irá un Yunes azul, se requiere de un tricolor fuerte, unido, pero sobre todo de la mano de la ciudadanía hoy en franca irritación contra la institución.

Y es un hecho que el PRI hoy por hoy no está en su mejor momento.

Está penetrado por los Yunes rojos, carece del apoyo de las mujeres que constituyen el 52% del padrón electoral, esto es, son las que deciden y ¿sabe usted por qué?.. Pues porque no se les respeta; no les hacen vigente el compromiso de la equidad de género 50%-50%.

A la par se ha vuelto imposible por la ausencia de un verdadero trabajo político atajar a una militancia simulada y traidora que solo espera el apoyo económico y el pago de la factura política para dar la espalda al PRI.

Es un hecho que en localizados distritos electorales y detrás de la membresía partidista se maniobra en favor de intereses turbios, simulando falsas militancias y simpatías con el negativo propósito de conservar privilegios o adquirir ilegítimos beneficios.

En una tercera vía circulan los jóvenes.

No hay espacio para ellos. No los convocan a la participación más que para hacer bola y cuando los invitan supuestamente con toda la formalidad y llegan luego de hacer una fila de años, ni las gracias les dan.

Por ello no hay amor a la camiseta.

Igual sucede con el viejo priismo, con esa militancia de toda una vida. Son los desplazados por las oligarquías partidistas o engatusados por dirigencias poco serias que hacen promesas que jamás cumplen. El mote de ¡te hicieron una Fidelidad! es parte del léxico partidista.

Queda finalmente el nombre del hombre.

Hoy el primer priista Javier Duarte, atribulado por tanta bronca, anda buscando con lupa al hombre, al dirigente, al líder que pueda llevar los destinos del PRI en momentos tan cruciales, en momentos que están por decidirse dos gubernaturas.

Se busca el perfil de alguien que genere respeto, que tenga prestigio; que esté alejado del crimen organizado y no tenga un pasado inconfesable… El PRI no requiere a un superhombre, tan solo a alguien que genere confianza producto de una trayectoria honesta.

Decía don Jesús Reyes Heroles que se preocupe el PRI en día que la gente salga a votar. Y el histórico lo confirma. En Veracruz de tener hasta la era Dante la supremacía, sufre una mutación azul hasta colocarse por arriba del PRI.

No olvidemos que para la presidencial Josefina Vázquez Mota le arrebató Veracruz al candidato Enrique Peña Nieto y que a cada elección estatal o federal la diferencia entre el PRI y el PAN es de puntos porcentuales.

No olvidemos tampoco lecciones ejemplares en donde Xalapa no permite el paso del PRI -3 a 1 perdió EPN y el candidato a gobernador Javier Duarte 2 a 1- y menuda paliza se llevó Reynaldo Escobar quien le metió más de 40 millones de pesos a su campaña por la diputación federal para que sentado tras una taza de café Uriel Flores Aguayo, se la llevara con la ayuda de la ciudadanía inconforme y el empujoncito que le dio el propio gobierno estatal para que rodara el gordo.

El punto pues está en cuál es el perfil, aparte de Zarrabal, que el primer priista tiene sobre su escritorio para construir un entramado de unidad en donde la puerta esté lo suficientemente ancha para que transiten los divergentes Yunes, la clase política tradicional y los arrebatados fidelistas.

Se trata de un hombre de equilibrio, institucional que no está batido en el lodo de la corrupción que es lo que mueve al hartazgo partidista. Habrá de incorporarse al PRI un aliado cuya voz sea creíble y que conozca los entramados electorales de las más apartadas regiones de Veracruz.

Por ahí en ese entretelón se mueve Francisco Garrido.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

[Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.]

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