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Ricardo Ahued
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2015-02-04 - 09:11
Cuánta razón asiste al diputado Ricardo Ahued al aludir el virtual estado de guerra que se vive en Veracruz en donde somos rehenes de los portadores de las armas, sean del lado gubernamental, sean del lado criminal.

Hecho indiscutible el que en por “todas partes” haya gente armada circulando por calles y carreteras.

Y a estas alturas de la inseguridad pública ya no se sabe que es peor, si los levantones, si las corretizas en vehículos por no responder el alto, si los retenes que resguardan policías malencarados o los levantones de la delincuencia organizada que día a día se suceden.

Dice Ahued que en los retenes instalados por la Secretaría de Seguridad Pública a los ciudadanos “casi los encueran” para revisar todas sus pertenencias. “No sé por qué hay tanta gente armada en todas partes y cómo es posible que en todas partes andan delincuentes armados. Eso es lo que no me explico”, acusó.

Ya son años, sin acostumbrarnos por supuesto, en los que la ciudadanía se ha visto rehén de las revisiones policiacas, así como de los soldados y los marinos. Y todavía dijera uno que han servido para atemperar la inseguridad o bajar los índices delincuenciales, pero no.

Se pueden tener mil policías, tal como dice el diputados local, pero si sigue habiendo los problemas de desajustes y de irregularidades en el tema de la justicia social y económica, la situación está fuera de control.

Ya desde la época de Fidel Herrera, cuando toma carta de naturalización la organización criminal, llámese como se llame, se pusieron de moda los retenes que no solo entorpecen la circulación que acaso es lo de menos, sino que agreden a la ciudadanía y a las familias con sus actitudes de altanería y grosería.

Hay quien opina que el problema de fondo tiene su origen en el desempleo como factor de auge de la delincuencia. Hay que recordar que todavía existen muchos sin empleo y otros que gozan de un salario mínimo de setenta pesos diarios que no les da ni para comer por lo que se necesita darles más oportunidades de educación, mejores y más escuelas, más áreas deportivas, más inversión y patrocinio en las cuestiones de salud y deportivas.

Hay, sin embargo, quienes están convencidos en que es un tema de mafias, de alianzas del poder con el crimen; de un maridaje con la estructura de gobierno que solo se puede resolver desde arriba.

Como quiera que sea debe llegar el momento en que se ponga fin a esas prácticas que coartan el libre tránsito y que al final del día no resuelven maldita la cosa.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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