"En la crisis sé consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad” - John F. Kennedy

El extraordinario y universal Daniel Cosío Villegas refirió alguna vez que no era momento de despertar al México bronco, causante de las gestas independentista del país y de la Revolución mexicana, que a la postre no necesito de caudillos visibles, pues cuando la leva se alza, no hay cómo contenerla.
Y ese vaticinio pareciera que la nueva generación de políticos mexicanos simplemente no lo aprendieron, o más aún, lo consideran anacrónico e irrelevante.
Pero para quienes jamás se adentraron en el trabajo académico de Cosío Villegas, no les vendría mal aleccionarse en el tema, antes de abrir la caja de Pandora de la cual no tendrán escapatoria.
Los actos vandálicos y la violencia que azotan a nuestro país rayan en el desgobierno y la anarquía, el valor de las instituciones y su respeto quedaron materialmente botados al olvido, es simplemente cosa de un sistema político que ya no opera.
Si el responsable de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, considera que mantener tantos frentes abiertos es garantizar la gobernabilidad, está equivocado, manifestaciones de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, matanzas en Tlatlaya, desaparecidos en Iguala, actos violentos en Chilpancingo, secuestros de más de 40 autobuses en Michoacán, asesinatos de comunicadores en Mazatlán, Sinaloa, y paro nacional de universidades, son la antesala del despertar del México bronco.
¿Qué faltará para despertarlo del todo?
Al rato el colapso de los sistemas de pensiones, las amas de casa y el reclamo de hijos desaparecidos, cañeros y la crisis de la agroindustria, cafetaleros y la roya, qué más quiere Osorio Chong y el presidente Peña Nieto para reaccionar.
La realidad es que estos escenarios se replican con gran facilidad en todo el país, en pleno siglo XXI, la ventaja que dan los medios electrónicos y las redes sociales, maximiza las posibilidades de replicar escenarios funestos.
La encrucijada en que se encuentra nuestro país, nos hace recordar a José Vasconcelos en 1929, quien sentado el escenario regresó a México para encabezar un vasto movimiento cuyo objetivo era desplazar del poder a los generales e instaurar un liderazgo civil, pacífico y honesto –hoy totalmente podrido.
Con ello Vasconcelos pretendía acabar, en una palabra, con el "México bronco". Tras un nuevo fraude electoral, los vasconcelistas sintieron el vacío: ¿qué hacer? Se abrían varias alternativas: fundar un partido político civilista (consejo del joven Gómez Morín, a la postre fundador del PAN), convocar a una revolución (la opción maderista), suicidarse heroicamente (como lo hizo Martí) o partir al exilio (continuar la odisea del "Ulises criollo").
¿Qué le queda al México de Enrique Peña Nieto? ¿Cuál será la salida?
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo.