En ocasiones, la historia la reescriben los imputados

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Casi 30 años han pasado del monumental cochinero realizado en las elecciones presidenciales de 1988 y el responsable político, como secretario de Gobernación y como presidente de la Comisión Federal Electoral, Manuel Bartlett, se quiere ‘lavar la cara’.

El ahora apóstol de López Obrador, tuvo un súbito golpe de memoria y con una cachaza inaudita, pretende reescribir la historia para llevar a cabo una suerte de auto exoneración.

¿Por qué tardó tanto en decir su ‘verdad’? Lo ignoramos, quizá considere que el triunfo del señor López el próximo año sea inminente y busca ‘borrar el historial’.

El punto nodal de la seudo narrativa de Bartlett es uno: la mafia del poder manipuló el proceso del 88 para impedir que Cuauhtémoc Cárdenas llegara a la presidencia.

Pero lo destacable consiste en que el poblano da un paso lateral y señala que los que encabezaban la mentada mafia eran Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos en representación del PAN. Así las cosas, los mencionados maniobraron, cooptaron y sorprendieron, para quedarse con la silla presidencial.

Lo que no cuenta don Manuel, es que como secretario de Gobernación fue el súper policía que ayudó a que la tecnocracia se consolidara en el poder y que orquestó un ‘fraude patriótico’ en Chihuahua, además, en el tema Buendía, todavía tiene oxidada la memoria.

El regenerado Bartlett, también olvida que fue secretario de Educación del perverso Salinas y que aceptó el dedazo del mismo, para convertirse en gobernador de Puebla. Además, fue senador plurinominal, como premio de consolación, por el PRI en el periodo 2000-2006, ya que buscaba ser candidato presidencial pero fue derrotado por Francisco Labastida.

Como dijera el clásico: Bartlett perdió la magnífica oportunidad de quedarse callado.

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