Las excepciones de la selección natural nos jodieron
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La muerte del artista plástico José Luis Cuevas nos motiva una reflexión: al margen de los aspectos de su vida personal, el señor Cuevas fue reconocido como un hombre que hizo aportes indiscutibles a la historia de la cultura mexicana e universal, no hay duda de ello.

Su familia más cercana, sus amigos íntimos, sus colaboradores, podrán decir orondos: yo soy hija de José Luis Cuevas, yo conocí a Cuevas, yo me acosté con Cuevas, yo me corrí inacabables tertulias con el escultor, yo fui alumno del maestro…un día, en una gala, Cuevas me sonrió o me dio una palmada en el hombro.

Cómo él, por fortuna, hay muchas mujeres y hombres, que en distintos ámbitos, desde el más modesto al más encumbrado, son figuras señeras que marcan un hito por su conducta ética, por su responsabilidad frente a los otros.

En este sentido, tiene un buen tiempo que la clase política nacional, en su mayoría, abandonó su compromiso ante la ciudadanía. Su misión como garantes del bien común, fue desplazada por una ambición desmedida que sólo los impulsa a buscar la acumulación de riquezas, así sea el alcalde de un municipio perdido en la sierra que quiere su camionetota o el gobernador o presidente de la república , que anhelan engrosar sus cuentas bancarias.

Estos seudo servidores públicos, rechazan la existencia del ciudadano libre y sólo promueven al súbdito alienado, con base en el hambre y la ignorancia de las mayorías.

Esquizoides, están convencidos que sus caros abogados los pueden exonerar del juicio de la historia y del desprecio social.

¿En cuánto, por indolencia, hemos contribuido a esta mutación del gobernante?

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