28 de Abril de 2024
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De marchas y Ayotzinapa
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2016-10-01 - 13:35
Quiero expresar mi apoyo y solidaridad a monseñor Hipólito Reyes Larios por su valiente defensa de la familia natural y ante las calumnias de los miembros del llamado Frente Orgullo Nacional (FON). La actitud demuestra quién es quién; quiénes son los verdaderos promotores del odio. Vale.
Es sorprendente cómo los medios de comunicación han ignorado, han ocultado el hecho de que el papa Francisco dio su total apoyo al Frente Nacional por la Familia (FNF) y a las marchas organizadas por éste. Mencionan únicamente el segundo asunto que el pontífice mencionó en su más reciente referencia a México, la cuestión de la violencia e inseguridad. Esos mismos medios se han encargado de falsear declaraciones de Francisco, cortándolas y sacándolas de contexto, como aquello de “… quién soy yo para juzgar a los homosexuales”, insinuando que el papa daba, de algún modo, su tolerancia y hasta aprobación a las conductas sexuales desviadas. Falso. La frase completa del papa Francisco fue: “Si una persona que es homosexual busca sinceramente a Dios, ¿quién soy yo para juzgarlo?” Eso, es muy diferente. Aparte, la periodista Valentina Alazraki, quien estaba presente cuando el papa pronunció lo anterior, en una plática con Joaquín López Dóriga explicó todo el contexto del momento.
Viajando en avión se le inquirió al máximo jerarca de la iglesia católica romana acerca del asunto. Francisco tomó un ejemplar del Catecismo, lo abrió y señalando con el dedo el numeral que condena la homosexualidad dijo a continuación: “La doctrina de la Iglesia es muy clara”. Luego pronunció la frase ya citada y que los apologistas y promotores de las conductas sexuales desviadas han – reitero – tergiversado y sacado mañosamente de contexto.

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En la marcha del 24 de septiembre se tuvo la oportunidad de apreciar a plenitud quién es quién en la controversia.
Aunque los medios de comunicación editaron las tomas televisivas y daban voz por igual a los dos grupos, lo cierto es que la marcha y manifestación del FNF fue apabulladora en número: más de 250,000 personas reunidas, contra de 400 a 500 de los LGBTTTI.
Sin embargo – decía – se pudo apreciar quién es quién. Por ejemplo: una lesbiana desnuda de la cintura para arriba enseñaba los senos a los niños y a las familias que marchaban por el FNF. Dos varones casi desnudos se encaramaron en alto y se abrazaban y se daban besos en la boca, asegurándose también de que presenciaran la escandalosa escena los infantes, las madres, las familias del FNF, conducta que en público estaría mal hasta en una pareja normal de hombre y mujer… Sólo como ejemplo de quién es quién, de quiénes son los verdaderos promotores del odio.
El simple hecho de programar una manifestación a la misma hora y en el mismo lugar que la del FNF y que éste había programado y avisado a las autoridades de la Ciudad de México con varias semanas de antelación, demuestra que los LGBTTTI sólo querían provocar; querían causar algún altercado, que no se dio gracias a la prudencia y actitud pacífica de las familias del FNF, y también – hay que reconocerlo – al acertado despliegue de seguridad que ordenó el doctor Miguel Ángel Mancera; se lo reconozco y aplaudo. Y esto a pesar de que – otro ejemplo – se dieron conductas como la de otra lesbiana, que a pesar de que las autoridades de la CDMX pusieron vallas y personal para mantener separados a los dos grupos, se plantó con una pancarta y a gritar consignas en medio de los marchistas del FNF, tratando de provocar algún incidente de violencia. Una vez más, la prudencia y actitud pacífica de las familias del FNF impidió que se dieran situaciones de riña.

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A dos años de la farsa de Ayotzinapa

Aquella tarde del 26 de septiembre de 2014, los normalistas de Ayotzinapa robaron ocho autobuses de pasajeros y eso fue lo que detonó toda la tragedia. Los policíasde Iguala los persiguieron como era lo correcto ante ese grave delito. Hasta ahí, la policía local de Iguala estaba haciendo su labor bien al perseguir a los normalistas ladrones y secuestradores. Luego intervino un grupo local de narcotraficantes y todo se salió de control.
Cabe señalar que tres años antes, el 12 de diciembre de 2011, los normalistas de Ayotzinapabloquearon la autopista del Sol, atacaron con piedras y bombas molotov a nuestros soldados y nuestros policías e incendiaron una gasolinera en la que murió quemado un humilde despachador. Nada más para enfatizar por qué clase de personas algunos están organizando manifestaciones y armando tanto alboroto.

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La extrema izquierda siempre ha sabido sacar tajada política mediática de sus “mártires”, de sus muertos. El asunto de los 43 les vino como anillo al dedo a los izquierdistas para lanzarse viciosa, irracionalmente contra las reformas estructurales, contra el sistema económico de libertad de acción, de libre empresa, y contra todo aquello que no cuadre en su trasnochada agenda marxista.
Tanto los padres, como todos los izquierdistas que los manipulan y andan tras ellos, saben perfectamente que los 43 están muertos; que los secuestró y asesinó el grupo local guerrerense de narcotraficantes “Guerreros Unidos”. Saben que la verdad histórica que presentó el ex procurador Jesús Murillo Karam es real. Pero esos extremistas de izquierda ya decidieron que les conviene más que se les considere “desaparecidos” por siempre. Así pueden lucrar más políticamente. Para ello tienen el apoyo de los grupos internacionales de “expertos” que invariablemente tienden a la izquierda (de hecho, entre los que vinieron a México hay tres ex guerrilleros izquierdistas). “Nunca los van a encontrar”. Así declaró uno de los detenidos por el caso, asesino confeso.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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