28 de Abril de 2024
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“Pero qué necesidad…”
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2016-09-03 - 08:54
Pues el gran Juan Gabriel pasó a ser leyenda, con el incluido requisito de haber muerto joven y así trascender para siempre en las mentes y los corazones del pueblo de México. Y se vuelve legendario porque sus admiradores ya no van a presenciar el no tan agradable en los ídolos deterioro por envejecimiento. Así quedaron para la historia, por ejemplo: Carlos Gardel, Marilyn Monroe, Pedro Infante… Se podría argumentar que 66 años no es precisamente juventud, incluso, según los cánones, al pasar de los 65 ya pertenecía a la tercera edad. Pero cuando algunos a esa edad en verdad se ven y se comportan como viejos, él (Juan Gabriel) no. El llamado “divo de Juárez” (aunque nació en Parácuaro, Michoacán) se veía y se comportaba como verdadero joven en plenitud. En cada concierto se seguía entregando sin reservas, por completo – irresponsablemente por su salud –, con todo el desgaste físico y mental que eso conlleva y que era una de las razones, aparte de sus bellas canciones, por las que el pueblo de México lo admira y lo quiere (así, en presente).
Es inteligible que sus familiares quisieran privacidad en un acontecimiento tan doloroso y que evadieran el contacto con el público y el acecho de los periodistas. Mantuvieron silencio mediático acerca de dónde se encontraban sus restos y lo cremaron en secreto.
Sin embargo, ya que se había ido, debieron – pienso – haber permitido un funeral con el acceso del pueblo y de los medios como homenaje que quedara para la historia. Me quedé esperando, pues estoy seguro que sus exequias hubieran sido tan fastuosas como las de Pedro Infante o Cantinflas.
El próximo lunes se le va a rendir homenaje, merecidamente, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
Sus canciones llegaron a ser cantadas por los tres grandes tenores – en aquella gira legendaria – Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo con la Filarmónica de Moscú, ante un auditorio lleno en esa ciudad rusa y millones de televidentes alrededor del mundo.
En sus inicios, aunque ya con dos o tres canciones de su composición consagradas, se presentó en un palenque aquí en Xalapa. El público lo empezó a insultar haciendo alusión a su supuesta homosexualidad. La manera fina, digna de alguien grande, de callarlos fue que empezó a cantar: “Probablemente ya…” Ya no pronunció una sola palabra más él. Se la pasó caminando lentamente alrededor del ruedo con el micrófono extendido hacia el público y todos en las gradas del palenque que estaba a reventar, entonando de memoria y a gritos el resto de la canción.
El dolor por su partida y el respeto y admiración hacia Alberto Aguilera Valadez es generalizado, aunque nunca falta la mosca en la sopa. Alguno de esos intelectualoides de izquierda hizo algunos comentarios despectivos acerca de la obra de Juan Gabriel. De esos seudointelectuales que repudian todo lo que es del gusto del pueblo; de esos que debido a sus bodrios sin sentido y aburridos, tanto en música como en literatura, tienen que vivir de becas, premios y demás dádivas que les otorga el gobierno al que tanto atacan. En fin…
Otro negrito en el arroz es el de algunos de los apologistas y promotores de la homosexualidad. Nos alegan que por qué los que nos oponemos a la legalización de la unión desviada (que no matrimonio) de personas del mismo sexo admiramos a Juan Gabriel.
En primer lugar todo lo que se dice de él respecto a su supuesta anormalidad sexual lo deducen por su forma de hablar y sus ademanes. Él nunca salió del closet – si es que tenía que salir de algún closet –. A lo largo de su carrera varios periodistas le preguntaron directa y abiertamente si era homosexual y el cantautor, invariablemente, contestó con inteligentes evasivas. Tenía esposa e hijos. Repito: todo lo que se dice de él al respecto es sólo por la inflexión de su voz y por su expresión corporal.
En segundo lugar, si lo fuera, con eso demostramos que no estamos contra el ser humano sino contra la homosexualidad que padece. Como ocurre con el alcohólico o drogadicto: se está en contra de su alcoholismo o drogadicción, no contra él. Otra vez, en fin…
Juan Gabriel es inmortal (iba a escribir “pasó a la inmortalidad” pero en realidad ya lo es desde hace tiempo, aún en vida, por sus canciones). Cantantes de fama y trovadores de bares y cantinas con su guitarra en los brazos seguirán interpretando sus composiciones por siempre; grabándolas unos tras otros, y el pueblo todo cantándolas y conservando los discos con su voz aguda y especial, o su obra interpretada por otros cantantes.
Descanse en paz Juan Gabriel.

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Reunión Peña-Trump, “pero qué necesidad…”

Entiendo que fue una situación bastante complicada para el presidente Enrique Peña Nieto tener que recibir en Los Pinos al candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, después de lo que ha dicho de México y los mexicanos, de sus intenciones de deportar a millones de ilegales, del dichoso muro, etcétera.
La presidencia de la República hizo la invitación tanto a Hillary Rodham de Clinton como al empresario inmobiliario. Mi opinión es que no esperaban en el gobierno que Trump respondiera tan rápido y decidiera venir.
Deseo dejar en claro que están más que mentalmente desadaptados los que dicen que no lo debió haber recibido o que debió haberle reclamado como pendenciero de barrio lo que ha dicho.
La prudencia con la que se condujo el Licenciado Peña Nieto fue la correcta por lo siguiente: pese a lo que muchos quisieran, Donald Trump sí tiene posibilidades de ganar las elecciones en noviembre (es mi opinión personal que él va a ganar; ya veremos…). Por lo tanto, al juzgar la actitud del gobierno de México ante la visita del candidato republicano, debemos tomar en cuenta que Peña Nieto se reunió y dialogó con el posible próximo presidente de Estados Unidos.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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