13 de Mayo de 2024
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La esterilidad del socialismo
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2016-07-16 - 09:04
Impactante resulta y debiera servirnos de aprendizaje, la situación de miseria en que ha caído el pueblo de Venezuela bajo el chávez-madurismo con su mentado “bolivarismo” o “socialismo del siglo XXI”. La gente haciendo filas interminables para llegar y encontrarse, cuando le toca el turno, con que ya no hay pollo o leche, huevos, papel higiénico, etcétera, y el éxodo de familias que cruzan la frontera con Colombia para conseguir comida.
Lo alarmante es que quienes ahora han alcanzado lo paupérrimo son la clase media que es el soporte de toda sociedad.
Siendo realistas – y un poco crueles podrían considerar algunos –, lo cierto es que en todos los países del mundo siempre va a haber un porcentaje de pobres, acostumbrados a lidiar con carencias. Sin embargo lo que los gobiernos socialistas consiguen – y eso es lo grave – es que ese pilar que sostiene a los pueblos, la clase media, los que antes por lo menos tenían suficiente de comer y todo lo necesario para una vida digna, aceptable, ahora también vayan a tiendas y supermercados y no encuentren carne, ni leche ni productos de limpieza y padezcan necesidad igual que los que siempre han estado en condiciones de indigencia. ¡Pues hay que reconocer que los gobiernos de izquierda consiguen su objetivo de igualdad!; igualan a todos en la miseria.
La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) no hubiese sobrevivido 70 años sin el financiamiento y envío de alimentos de sus supuestos enemigos. Estados Unidos estuvo surtiendo desde el mismo 1917 a la Rusia comunista de infinidad de productos básicos, principalmente cereales. Y en una relación de intercambio digna de la dimensión desconocida, cuando el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan le impuso a la URSS un bloqueo de esas gramíneas que le habían estado mandando desde sus inicios, Argentina, con gobierno militar de derecha encabezado por el general Jorge Rafael Videla, salvó al comunismo marxista al enviar miles de toneladas de granos producidos en las pampas de ese país austral, intercambiándolas por maquinaria, tecnología y parte en divisas.
¿Y qué decir de la Cuba de la dictadura de los Castro donde hasta la producción de caña de azúcar, que era la base de la economía de la isla sometida por la bota comunista, cayó a niveles tales que el gobierno izquierdista ha tenido que importar melaza de Puerto Rico para fabricar el ron Havana Club? Los hermanos Castro, Fidel y Raúl, dueños absolutistas de Cuba, han tenido que entregar las paradisíacas playas del país caribeño a megaempresas capitalistas españolas del ramo turístico – los muy socialistas –, playas en las que no se permite la entrada a los ciudadanos cubanos; sólo son para extranjeros. Y todavía se atreven a jactarse de supuestos logros de la Revolución en medicina, la alfabetización, la igualdad… (sí; una vez más, igualdad en la miseria).
Para que un país prospere, no sólo en la economía, sino en todos los aspectos, se debe respetar el derecho fundamental del ser humano de poseer o poder llegar a poseer propiedad privada tanto de casas habitación como de los medios de producción; dejar correr el sistema natural de libre empresa, de libre mercado, sólo con la regulación necesaria para que las relaciones comerciales se lleven al cabo de manera equitativa. El aliciente individual es necesario para la producción.
Los izquierdistas mexicanos y de fuera mienten abierta y descaradamente al atribuirle los niveles de pobreza en México a lo que ellos llaman “neoliberalismo”, es decir, al sistema económico que prevalece desde el sexenio de Miguel de la Madrid a la fecha. ¡Vamos! Es verdad que el número de pobres ha aumentado en el país por el aumento de la población. Pero proporcionalmente, el porcentaje de mexicanos en estado paupérrimo era mayor durante el sexenio de Lázaro Cárdenas Del Río, por ejemplo. ¿Y acaso no había pobres en México durante los gobiernos populacheros centro-izquierdistas de Luis Echeverría y José López Portillo? De hecho, lo que todavía en 2016 mantiene en la miseria al campo mexicano es la infausta reforma agraria que en sí es una medida socialista.
La desaparición de la industria cafetalera venezolana es ejemplo de lo que sucede, no sólo en la tierra del gran Rómulo Gallegos, sino en todos los países con gobiernos izquierdistas.
El chávez-madurismo expropió, estatizó, la industria cafetalera con el pretexto de que ésta era controlada por dos o tres familias “oligarcas” (es pecado mortal para los izquierdistas trabajar y crecer económicamente independientemente del gobierno).
Pues la industria del café en Venezuela quebró en manos del gobierno socialista. Y ahora, las miles de familias que vivían bien con los empleos que les daban esos “malvados burgueses oligarcas”, se quedaron sin trabajo y pasaron a engrosar la masa de pauperizados por el socialismo bolivariano. Y… los venezolanos ya no encuentran café (tal vez sea lo menos importante porque no encuentran ni de comer pero…) y el poco que hay es importado de Colombia a precio considerable. ¡Excelentes logros de las revoluciones de izquierda!, sean revoluciones violentas o electorales.
Y para quitarle por completo la satisfacción a los envidiosos y resentidos (las organizaciones y partidos de izquierda se nutren de personas con esas características), esos ex dueños de la otrora gran empresa cafetalera venezolana, sufrieron pérdidas, sí, y la angustia moral de ver destruido el trabajo de décadas, pero al fin y al cabo, retienen unos cuantos millones de dólares que les permiten seguir viviendo en la opulencia en el extranjero. Los únicos realmente perjudicados gracias al izquierdismo chávez-madurista son los clasemedieros que ahora están pasando a formar parte de las filas del proletariado.
¿Se han fijado que los pobres del mundo siempre buscan emigrar a países capitalistas y nunca a los “paraísos” comunistas?
Que nos sirva de lección. Si bien nuestro actual sistema de gobierno tiene defectos (y muy grandes en algunos aspectos), la solución NO es la izquierda. Para los ilusos que sin ser realmente de izquierda apoyan y votan por el esquizofrénico Andrés Manuel López Obrador y apoyan a los parásitos pseudomaestros de la CNTE.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

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