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Otra vez el mes patrio
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2015-09-05 - 09:14
El ambiente vuelve a colorearse poco a poco del verde, blanco y rojo de las banderitas de vendedores ambulantes que esperan hacer su agosto en septiembre, de taxistas y demás automovilistas que convierten sus antenas en pequeñas astas; casas particulares en las que tienen por costumbre izar el lábaro patrio durante todo el mes de septiembre; oficinas públicas y privadas que son adornadas con serpentinas tricolores, carteles de los héroes de la guerra de independencia… en parte orden de la autoridad o patrón, en parte de manera espontánea por los trabajadores; los palacios, tanto el del gobierno del estado como el municipal, se embellecen con luces de los tres colores ofreciendo un hermoso espectáculo por las noches; las escuelas de manera especial se visten matizadas, organizan eventos para honrar a los próceres independentistas; la estatua de don Miguel Hidalgo y Costilla en el parque Los Berros se ha de engalanar, como cada año durante este mes, con la asistencia obligada de trajeados funcionarios públicos de cada una de las dependencias estatales que por turno acuden a rendirle honores, no sólo al considerado padre de la patria, sino también a los demás personajes que de uno u otro modo tuvieron que ver con aquel acontecimiento histórico.
Conforme se van acercando los días 15 y 16 (porque de unos años para acá el 13, día de los Niños Héroes, pasa casi desapercibido) se ve cada vez más a los niños agitando banderitas patrias, mientras sus papás, más que en la nación y todo lo que implica ser mexicano, piensan en el día feriado que se avecina y en la casa o lugar donde acudirán a alcoholizarse; ¡ah!, porque eso sí que no puede faltar en tan insigne fecha; hay que aprovechar esa noche (o noches para algunos) para exhibir ante el mundo los festivos efectos del patriótico tequila; bien vale la pena los muertos y heridos por accidentes, por riñas o por simples congestiones, causados por el consumo de alcohol; bien vale la pena…
Los mandatarios, desde el presidente, gobernadores y alcaldes, aprovechan esa noche para hacer alarde de sus cuerdas bucales al gritar ante el jubiloso pueblo todo menos lo que realmente gritó Hidalgo aquella noche del 15 o madrugada del 16 (no está claro). Y el patriótico populacho está jubiloso –hay que aclararlo – por el grupo musical o cantante de renombre que actúa después del evento oficial, y por el efecto de los destilados en la mayoría, ya que muchos empiezan la fiesta desde el mediodía.
Y al caso viene comentar que esperamos que las autoridades hagan valer el nuevo Reglamento de Tránsito, ya que el que ha consumido alcohol (cualquier cantidad) y maneja se convierte en verdadera arma mortal desbocada. Que no sólo se quede en la tinta, en el papel. Y ahí una recomendación a nuestros legisladores: que se establezca como delito cibernético el avisar por medio de las redes sociales a dónde se encuentran los retenes de alcoholímetro, porque para eso sí, los borrachos que no aceptan su problema de alcoholismo, son muy pero muy solidarios entre sí. Frecuentemente los afectados son terceros, es decir, aquellos que ni la deben ni la deberían temer, los que no padecen ese vicio. Así es que adelante con las multas y, cuando así lo amerite, la confiscación del vehículo y hasta el internamiento si es preciso. Aunque por el momento no lo perciban así, es para el propio bien del implicado y de su familia.
Dejando a un lado el aspecto espirituoso etílico de las fiestas septembrinas, ya el 16 a media mañana viene el espectacular desfile militar, magno evento en el que podemos admirar, en vivo o por televisión, el orden y la disciplina de nuestras fuerzas armadas, y las modernas armas, tanques sofisticados. Como en un evento reciente observé por televisión que exhibieron en un desfile los nuevos “drones” (aviones no tripulados) que nuestro Ejército adquirió, tan complejos como los que el ejército de Estados Unidos utiliza en el Medio Oriente. Así, niños con sus mamás, y señores que fueron sacados muy temprano a la cruda realidad, van a observar también a los contingentes escolares con el paso marcado por las frontales bandas de guerra; los grupos y asociaciones de charros, que por lo general vienen al final con algunos hermosos caballos.
Y aunque sí hay unos pocos que se atreven a continuar con sus protestas aún en esos momentos, por lo general, por unas horas parece haber consenso y cordialidad entre mexicanos. Pero para el 17, vuelta a lo mismo, aunque adornos y banderitas prevalezcan hasta fin de mes. Porque otra fecha que pasa desapercibida y que es de suma importancia es el 27, día de la Consumación de la Independencia, porque hasta aquí, lo que celebramos el 15 y 16 es el inicio de la lucha, el comienzo de la guerra. Pero si hacemos la pregunta, ¿desde cuándo es México un país independiente?, la respuesta es: desde el 27 de septiembre de 1821, cuando don Agustín de Iturbide entró triunfante en la ciudad de México con su Ejército de las Tres Garantías.
Vuelta a nuestras diferencias aparentemente irreconciliables. Porque aunque podría decirse y con razón que todos (o casi todos) deseamos el bienestar de nuestra nación, lo cierto es que nuestra concepción de “bienestar” varía diametralmente de unos a otros. Para unos la solución está para un lado, mientras para otros esa solución está para otro; si en lo económico para unos la solución es la estatización a ultranza, para otros es la privatización sin límites; si unos consideran que es un derecho humano que una mujer pueda deshacerse de su hijo mediante el aborto inducido, para otros la vida del inocente debe defenderse desde la concepción; si unos queremos que nuestros hijos sean educados en la fe cristiana, otros quieren que la instrucción escolar sea antirreligiosa (porque aunque le llamen “laica”, es realmente antirreligiosa); que si algunos admiramos a don Porfirio aquilatando las altas y bajas del gran general, otros, haciendo caso a historiógrafos oficialistas (que no historiadores) de la Revolución, lo tienen en sus mentes como verdadero demonio; no le reconocen ningún mérito; que si unos nos inclinamos por un sistema económico de libre mercado, otros no tienen empacho en pronunciarse fervientes admiradores de infames dictadores como los hermanos Castro en Cuba, el tirano de Corea del Norte Kim Jong Un o la figura del farsante y asesino Ernesto “Che” Guevara; en fin… Parece humanamente imposible el consenso, la unión; sólo Dios, sólo Cristo; oración y lucha material combinadas, en ese orden…
“La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones.”
Proverbios 14: 34
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.
raulgm42@hotmail.com

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