Muchas, sin duda, son las razones del descenso de la imagen de Javier Duarte al grado de tocar fondo.

La inseguridad pública, su pésima relación con los medios con quien rompió el diálogo, las deudas y sospechas de corrupción y el descrédito hacia las políticas públicas.

Un elemento, sin embargo, poco percibido por la opinión pública es que de semanas atrás se observa a una prensa más crítica; ácidas columnas de opinión, vitriólicos editoriales; revistas incendiarias y las redes que todos los días las 24 horas ponen en tela de juicio a un buen gobierno en donde hasta hace poco no pasaba nada.

Con una deuda heredada de mil 600 millones de pesos no pagados a medios desde la era Gina se hacía imposible seguir con un tren de apoyar a periódicos y revistas digitales o impresos de toda ralea, así como a reporteros, columnistas y moneros en tarifas de diferentes rangos.

Ello de tal suerte que bajo la premisa del “debo no niego, pago no tengo” es que tras la llegada de un técnico en medios electrónicos de apellido Pavón –se me escapa el nombre- se determinó parar en seco y destruir el barril sin fondo.

No más convenios financieros para quienes no acrediten presencia y penetración; asimismo deberán comprobar notarialmente la circulación y presencia local o estatal y no constreñirse como era la costumbre a entregar una paca de diarios en las oficinas de prensa.

Los columnistas, los “Ginos”, ya no están cubiertos por el manto del señor, por ello ahora se les lee tan progresistas, democráticos y combativos. Ello al igual que medios minúsculos al servicio del golpeteo del coordinador en turno.

“Ahora tendrán que trabajar para ganarse el dinero”, dice Miguel Ángel Yunes Linares.

No le falta razón.

Los seis mil millones de presupuesto anual para medios ya no se ejercerán más. Están vacías las arcas. Y el tema no es que se quiera una prensa plural y crítica, no. El tema es que ya no hay como seguir patrocinando el elogio.

Por eso está escondido Pavón en una oscura oficina de la casa Veracruz.

Lo que está sucediendo en Veracruz ya sucedió en el 2000 al arranque de la administración federal de Vicente Fox, cuando ante las limitantes económicas se decidió por un demoledor recorte presupuestal en perjuicio de las finanzas de los medios, la mayoría de los cuales vivían de la publicidad oficial.

Ello dio lugar al nacimiento de una prensa más democrática, más plural, más participativa en la cosa pública.

Nuevos aires corren en el escenario veracruzano, ya asoma en el horizonte una nueva prensa.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.