27 de Abril de 2024
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Ezequiel Castañeda
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2015-02-24 - 08:37
Pocas decisiones han sido tan acertadas como la de nombrar Fiscal Regional de la zona norte al brillante abogado y experimentado político Ezequiel Castañeda Nevares, un tuxpeño que ha entregado su vida a las instituciones.

Es una jugada, sin duda, de tres bandas en donde por una parte el Fiscal General Luis Ángel Bravo Contreras, resuelve la bronca de inseguridad pública de Poza Rica a Pánuco, por la otra gana Alberto Silva Ramos, aspirante a la diputación federal de la zona al empujar a Ezequiel a la posición y se paga una deuda histórica a este hombre leal y honesto.

Político a prueba de balas, Ezequiel Castañeda consolida su experiencia desde la oficina de gobierno cuando Silva Ramos encabezó la presidencia municipal de Tuxpan.

En realidad Ezequiel es una garantía. La clase política conoce su estirpe jurídica, así como su paso por la política siempre al lado de Demetrio Ruiz Malerva, quien fuera asesinado un infausto 26 de julio de 1986.

Ese día, más bien esa noche, Fernando Gutiérrez Barrios, concluía un recorrido regional por la cuenca del Papaloapan.
Don Fernando siempre pensó que Demetrio sería un gran gobernador. Al enterarse de su muerte daría un histórico mensaje, el 27 de julio, donde dejaría muy en claro que no permitiría “¡Nada fuera de la ley!”.

Ese 26, me recuerda Ezequiel tras una taza de café “fue un día pesado, difícil. Fue pasada la tarde, al despuntar la noche, cuando lo venadearon.

Fue terrible, inesperado; no entendíamos el porqué de la agresión criminal”.

Ese día, Ezequiel, quien le llevaba la agenda a Demetrio (era por tercera vez diputado federal) se había despedido en El Ojite, municipio de Tuxpan, y Ruiz Malerva se fue a Álamo con su familia a visitar a la hermana de su esposa Imelda Sordo.

Dicen que llegando a la casa de la cuñada, recibió una llamada de su compadre y líder agrario Neftalí Estrada, quien le pidió platicar en privado, por lo que pasó por él, se subieron a la camioneta y se fueron a recorrer Álamo.

“Llegando al parque municipal, unas camionetas les taparon el camino disparando contra la camioneta de Neftalí. Demetrio, quien conocía a todos en la región, todavía logró bajarse de la camioneta y les dijo: “¿Qué les pasa? como respuesta fueron las balas cobardes que le quitaron la vida”.

Los autores del doble homicidio eran ampliamente conocidos en Álamo: los hermanos Rodríguez Franco.

Han pasado ya tres décadas mismas que Ezequiel ha dedicado a trabajar por la institución que hoy lo coloca –nunca es tarde- en una posición donde hará vale su experiencia y el imperio de la ley.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

[Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.]

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