27 de Abril de 2024
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¿INVERTIRÍA CONMIGO?
Jorge A. Meléndez Ruiz
2014-07-10 - 01:35
Disculpe mi atrevimiento, pero lo quiero invitar a que evalúe acompañarme en una inversión en una gran empresa.
El 60 por ciento de los mexicanos son sus clientes y tiene ingresos asegurados del 30 por ciento de todas las personas en edad de trabajar.
En ánimo de ser totalmente transparente, le comento de algunos prietitos en el arroz:

–Todos sus empleados reciben una ayudita para renta: 450 pesos mensuales más un bono del 46.1 por ciento de su salario integrado más otro bonito anual que va desde 60 días de sueldo por cinco años de antigüedad hasta 270 días para alguien con 40 años. Ah, y esta ayudita se da a todos, renten o no casa.
–En su primer año, un empleado tiene 16 días hábiles de vacaciones y una prima de 23 días.
–Aguinaldo libre de impuestos de tres meses.
–Un trabajador con 15 años de servicio se jubila con 50 por ciento del promedio del sueldo total integrado (con todas las ayuditas) de sus últimos cinco años. Con 25 años, la pensión será del 75 por ciento; al llegar a 30, el 90, y con 35 años, al 100 por ciento.
–Ah, y por cierto, ningún trabajador aporta un cinco al fondo de pensiones y aparte se suma a la pensión mensual un módico 25 por ciento por aguinaldo más 15 días adicionales cada año.
Le platico que llevo 30 años de invertir en esta empresa. ¿Cómo ve?, ¿le entra? ¡Seguro respondió que NO!
Pues, ¿sabe qué? Si tiene un trabajo formal, usted ya es inversionista... del IMSS.
“Invierte” a fuerzas al menos 2.3 por ciento de su sueldo mensual. Ah, y su empleador aporta también al menos 17 por ciento de lo pagado (o más, dependiendo del salario y riesgo).
Imagine, cualquiera que gane más de 51 mil pesos mensuales (el tope para calcular las cuotas al IMSS) estaría aportando, junto con el patrón, poco más de ¡10 mil pesos mensuales!
Es decir, con dos meses de aportaciones pagaría la prima anual del mejor seguro de gastos médicos privados para una familia de cinco.
¿Qué recibimos a cambio los “inversionistas”?
Según el IMSS, un servicio a todo dar. Su encuesta de satisfacción entre pacientes más reciente dice que el 78 por ciento terminó satisfecho o muy satisfecho.
Mmmm, no concuerda con tantas historias y casos que a cada rato publicamos. Miles de usuarios que esperan horas para luego ser mal atendidos.
Para no quedarnos con la duda, veamos datos. Numerito habla. A ver qué le parecen éstos de la OCDE.
Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en México. La OCDE tiene una estadística muuuy interesante sobre el porcentaje de personas que mueren 30 días después de haber ingresado a un hospital público tras un infarto.
¿El primer lugar? Dinamarca: muere sólo el 3 por ciento. ¿Estados Unidos? Séptimo lugar, un 5.5 por ciento. ¿El promedio de la OCDE? Apenas 7.9 por ciento. ¿México? Último lugar, y por mucho: muere el 27.2 por ciento.
Olvídese de encuestas facilonas. El dato es mortal: ¡en México los infartados se mueren nueve veces más que en Dinamarca!
Para acabarla de fregar, nuestra empresa está quebradísima. A pesar de su “plan de ahorros”, para 2017 el IMSS no podrá cubrir su déficit operativo ni saqueando las reservas del seguro de enfermedades y maternidad como lo ha venido haciendo (algo, por cierto, gravísimo).
¿El problema? Las enormes pensiones que alcanzan 1.9 billones de pesos, el 10 por ciento del PIB.
Qué dramático: el IMSS tiene 248 mil trabajadores, y para este año sus jubilados serán más: 252 mil.
¡Pero entre 2030 y 2035 habrá cerca de 400 mil pensionados, 350 mil para 2040, 300 mil para 2045 y 225 mil para 2050!
La bronca va pa’ largo...
En contraste, en el mundo privado, las pensiones son casi siempre un asunto personal: el empleado aporta y a veces el patrón ayuda. Tome a Hospital Corporation of America (HCA), una compañía privada con 165 hospitales y 115 centros de cirugía (vs 244 hospitales del IMSS).
HCA emplea a 204 mil personas y el año pasado gastó 374 millones de dólares –el 1 por ciento de sus ingresos– en pensiones, todas fondeadas por empleados. ¿Cuánto pagó el IMSS? ¡12 por ciento de sus ingresos!
Y, claro, en consecuencia, en 2013, el IMSS invirtió un mísero 0.7 por ciento de sus ingresos en construir o mejorar hospitales.
La irracionalidad económica de las prestaciones y jubilaciones, la ineficiencia operativa y la corrupción forman un coctel mortal.
Y no sólo en el IMSS, sino en todos los grandes sindicatos e instituciones públicas mexicanas. Si no se corrigen de tajo, no habrá reforma estructural que alcance: cualquier dinero extra irá a parar al bolsillo de los mismos, ¿no cree?
En pocas palabras...

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