En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar. (Sir Francis Bacon)
El BID hizo público su estudio “Graduate XXI” sobre los problemas de la cobertura de educación secundaria en la región y algunas propuestas de cómo universalizar la permanencia en este nivel escolar. El estudio destaca que en México, como en buena parte de la región, sólo la mitad de los alumnos termina la secundaria.
Si bien los jóvenes que se gradúan de secundaria consiguen mejor empleo, tienen sueldos más altos y mejores posibilidades para construir un futuro de bienestar, lo cierto es que cinco de cada 10 niños abandonan la escuela.
Los factores que inciden en la deserción son de índole familiar, social y económica. Los padres y sus hijos carecen de los incentivos, la estructura y el contexto necesarios para determinar el costo/beneficio de la secundaria.
Además, según el estudio hay un elemento central que anima la deserción: Los alumnos no consideran que lo que estudian les será útil.
Se destaca la “falta de interés” como uno de los factores que más inciden en el abandono escolar. Lo que los maestros enseñan, la capacitación y desarrollo profesional que reciben, las prácticas pedagógicas y el contenido de las materias, nada o muy poco tienen que ver con lo que un muchacho de 13 años está buscando.
Ante esto estamos obligados a reevaluar algunas de las políticas de educación que se impulsan en esta administración, por ejemplo: ¿no sería mejor que una tablet la tenga un joven de 14 años, en lugar de un niño en quinto de primaria? Le daría una plataforma ágil, interesante, útil para investigar y aprender; abonaría promover las destrezas y habilidades del siglo XXl que el sistema de educación debiera fomentar.
Más grave aún, el abandono escolar profundiza la ya alarmante inequidad social de nuestro país. Mientras que 70 por ciento de los estudiantes con mayores recursos se gradúan de secundaria, menos de 30 por ciento de los jóvenes con menores recursos logran alcanzar este objetivo.
Vivimos, pues, en un círculo vicioso, siniestro, de pobreza, atraso, marginación, falta de estudios e improductividad.
Urge resolver este problema. Debemos reinventar la secundaria. Se requiere una verdadera revolución, disruptiva.
Una cuarta parte de los maestros de secundaria en México no se sienten preparados para enseñar, según lo revela el Estudio Internacional Sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) de la OCDE, el cual también muestra que esos docentes tienen los porcentajes más bajos en formación académica y desarrollo profesional.
Asimismo muestran que México es uno de los países donde el mayor porcentaje de maestros de secundaria tiene preparación académica menor a la universitaria (9 por ciento), y la menor proporción de maestros que reporta haber completado una formación magisterial inicial (62 por ciento), entre las 33 naciones participantes.
La gran mayoría de los maestros (72 por ciento) reporta no tener acceso a programas de inducción o mentoría (60 por ciento) en sus instituciones, según lo reportan los directores encuestados, cuando el promedio de TALIS es de 34 y 26 por ciento respectivamente.
Otro aspecto que revela dicho estudio es que los docentes mexicanos trabajan en entornos desafiantes. Casi la mitad de los maestros de secundaria trabaja en escuelas con 30 por ciento o más de estudiantes provenientes de hogares socioeconómicamente desfavorecidos.
Más de la mitad de los maestros de México trabaja en escuelas donde el director reporta una falta de personal de apoyo (60 por ciento) y de maestros calificados y/o con buen desempeño (56 por ciento).
La violencia impacta y en ocasiones impide el proceso de enseñanza.
El 10 por ciento de los maestros encuestados admitió que una vez a la semana se dan 1 o 2 casos.
La encuesta también destaca que el 132 por ciento dijo haber observado vandalismo y robo; 29.5 por ciento intimidación o abuso verbal entre los estudiantes, 3 por ciento intimidación verbal o abuso hacia los docentes o personal, y 3.6 por ciento posesión de drogas y/o alcohol, al menos una vez a la semana.
Los sistemas educativos, no hay que olvidarlo, crecieron junto con el empleo, y se dedican de forma preponderante a preparar personas para esa forma de producción. Necesitamos preparar a los niños y jóvenes de otra manera.
Por ejemplo es necesario que los niños y jóvenes adquieran desde temprano mayor confianza en sí mismos junto con mayor tolerancia a los demás. Es también imprescindible que puedan manejar diversos lenguajes, y no me refiero con ello sólo a idiomas, sino también al lenguaje matemático, los códigos computacionales, los lenguajes plásticos y musicales, etcétera.
Lo único que falta es darles herramientas, y eso implica una nueva educación.
¿Qué vamos a hacer al respecto? Veracruz ahí la lleva.
Emilio Chuayffet Chemor, secretario de Educación, en la reunión que encabezó en Boca del Río anunció que se iniciará una campaña sin precedente en la entidad para reducir el analfabetismo e incrementar el número de egresados de primaria y secundaria.
Comentó: “Celebro que nos hayamos reunido para afinar estrategias, compartir experiencias y planear acciones a partir de agosto, y por hacerlo en una entidad que gobierna Javier Duarte de Ochoa, que es para muchos de sus contemporáneos un ejemplo a seguir”.
En la apertura de la sesión de seguimiento y evaluación del Conafe y del INEA, reconoció que Veracruz es un estado donde se lucha con vehemencia, tesón y perseverancia por las ideas. Recordó a los ilustres veracruzanos Arturo Llorente González y Jesús Reyes Heroles, quienes predicaron con el ejemplo y supieron combinar saber con acción y deber. Por su parte el mandatario estatal, acompañado por su esposa Karime Macías Tubilla, aseguró que la participación social es elemento fundamental en el nuevo proyecto educativo, donde gobierno y sociedad haremos de la educación la fuerza transformadora de Veracruz y de México; es en el camino de la educación, donde está la única forma de superar las desigualdades y encontrar el progreso.