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Veracruz, 500 mil nuevos pobres
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2015-07-27 - 10:16
Desdora y ofende el dato del CONEVAL.


Veracruz, el granero de la república; la segunda región petrolera de México, después de la sonda de Campeche; segundo destino turístico nacional; primero en cítricos, azúcar, en azufre, puerta de entrada del trópico húmedo al concentrarse la mayor reserva de agua del país.
Veracruz primero en ganadería, la cuna del café; vanguardia en minería; primero en producción piscícola; primero en producción de puros y edulcorantes.
Veracruz, el Veracruz cuatro veces heroico, cuna de tres culturas que nos enorgullecen, sede del gobierno trashumante de don Benito Juárez, raíz de la república, simiente del liberalismo, tierra de prohombres que han ofrendado su sangre por nuestras libertades y eterna veta de políticos e ideólogos, al igual que hombres de la ciencia y la cultura.
Ese Veracruz que tanto lustre nos ha dado hoy tiene que caminar sesgado, ocultarse en los entretelones de la historia, soslayar su realidad y hacer como que no pasa nada, sobre todo cuando se nos exhibe, cuando se nos dice que en el último lustro hemos sido generadores… pero de 500 mil nuevos pobres a la República. Vaya aportación.
No es fácil.
Sobre todo cuando la columna vertebral de la intención política de los últimos tiempos ha estado enfocada al rescate del “50% de la pobreza” (sic).
Transitar en Veracruz de 3 millones 300 mil pobres a casi 4 millones de miserables más no es fácil de entender ¿Dónde quedó pues, el programa “Adelante” que pretendía legitimar al sexenio del gobernador Javier Duarte? ¿Dónde el compromiso social?
Son cien mil millones de pesos los que se entregan cada año para atender las políticas pública. Cien mil millones de pesos cada doce meses que no se encuentran por ningún lado y sí el broncón de deuda que arrastramos que conservadoramente alcanza los 42 mil millones de pesos (la oposición legislativa habla de más de 80 mil millones de pesos).
Hace años la opinión pública se pregunta ¿dónde está el dinero público? ¿En qué se gastó? ¿Dónde están las obras, que se nos muestre una, solo una? ¿Dónde los salarios a lo mejor de nuestra sociedad como lo son nuestros viejos? ¿Dónde el pago a proveedores?
De cero deuda pública que dejó el controvertido Patricio Chirinos, que llevó a Veracruz en la misma dinámica que don Agustín Acosta Lagunes, entramos al tobogán de que para los próximos 30 años tendremos que pagar lo que pidieron prestado Fidel y Javier.
A la par también flota en el medio ambiente ese mea culpa:
¿En qué nos equivocamos si nosotros fuimos los que elegimos a quienes hoy nos gobiernan?
Veracruz, como bien dice el acreditado columnista Luis Ramírez Baqueiro, ha sido bajo el mandato de la Fidelidad “una fábrica de pobres”.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL, que no pertenece a ningún partido de oposición ni es contrario a gobierno o político alguno, es categórico cuando señala que Veracruz, solo Veracruz, aportó el 28% de los pobres al país con 500 mil más en el último lustro.
Ufff…
Los veracruzanos, en ese escenario, no tenemos acceso a la alimentación, tampoco a la vivienda. No somos sujetos de empleo y no tenemos esperanza de desarrollo. Duele.
Es la injusticia social que nos corroe.
Allá por el 2011 recuerdo que con gran orgullo el gobierno del estado proclamaba un ambicioso programa denominado “Un día, una obra adelante”. Nunca se echó a andar al recurrirse al viejo cuento de reinaugurar hasta cuatro veces obras del mandato de Fidel Herrera Beltrán.
Todos solemnes como si fuera la merita verdad le hacían al cuento, desde ejecutivo, hasta los secretarios de estado en complicidad con los presidentes municipales. Pura “fideliña”. A partir de entonces se gestaría una burbuja de confort en torno al gobernante. De ahí el vituperado dicho del “¡Aquí no pasa nada!”.
Y esto no es una cuestión de ser o no opositor al gobierno o ver solo lo negativo. No.
Es un tema de gobernabilidad, de políticas públicas, de regresar a Veracruz a esa tradicional grandeza en donde nos sentíamos orgullosos que nuestros paisanos fueran políticos de altos vuelos, secretarios de estado o presidentes de México.
De creer en lo mejor de nuestros políticos a quienes se sumaban intelectuales, artistas, escritores, reconocidos galenos, ideólogos de la teoría política, hombres de la ciencia, destacados deportistas, gente del quehacer público de honestidad a prueba de balas.
No fue así.
Lo grave de todo es que la pesadilla aún no termina ¿En 15 meses de lo que resta de la administración saliente cuántos pobres habrán de sumarse a las estadísticas?
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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