“Errar es humano, perseverar en el error es diabólico”. - San Agustín de Hipona

Triste la realidad de nuestro México, su población sufre hambre y sed de justicia a pesar de la demagogia y el discurso vacío de los últimos 25 años, el mexicano desde siempre ha estado divido entre dos visiones, la de una sociedad élite, que enfrenta un México único de oportunidades y grandes riquezas – el cinco por ciento de la población- y una clase globalizada que incluye pobres –clase medieros que creen no serlo- y pobres extremos –que la padecen y subsisten con menos de un salario mínimo al día-.
Por desgracia la política asistencialista mal entendida y mal lograda emprendida por los gobiernos federal, estatal y municipal, convirtió a la pobreza en un modus vivendi por conveniencia, un modo, que a lo largo de la historia ha variado la concepción en el sentido si hacer más grande la familia con el afán de recibir mayores beneficios del estado, vía programas sociales.
La confirmación de que en México se siguen haciendo mal las cosas en materia de desarrollo social, quedó nuevamente evidenciado tras el reciente anuncio hecho por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) quien en su informe de la pobreza en México 2014 se señala que 55.3 millones personas viven en situación de precariedad, lo que representa el 46.2 por ciento de la población.
Coneval sostiene que en estados como Veracruz, Morelos, Oaxaca, Estado de México, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y Baja California Sur más que incidir y disminuirla, esta por el contrario, aumentó en el rubro de pobreza extrema.
Recientemente el Diario El Universal informa que las cifras del Coneval señalan que la pobreza extrema disminuyó, pasando de 11.5 millones de personas en 2012 a 11.4 millones en 2014, es decir, el 9.5% de la población mexicana se encuentran en una precariedad extrema; cabe mencionar que la pobreza también incrementó en Chiapas, pero la entidad disminuyó la pobreza extrema.
Pareciera un absurdo, incomprensible e inverosímil que se siga manejando este discurso del aquí no pasa nada, como es posible que se siga ofreciendo un escenario donde se afirma que la pobreza se incrementa, pero se asegura, que en el peor de los escenarios esa pobreza no es extrema, es decir ¿ya se es menos pobre o cómo?
Parece que el gobierno mexicano y en especial el de Veracruz, continúa alimentando la idea de que quienes señalamos lo que ocurre somos enemigos del sistema, cuando no es así, al contrario, simplemente intentamos ofrecer una visión distinta a la oficial, en donde esbozamos realidades que no se pretenden señalar.
Y decir que en México y Veracruz hay menos pobres es irresponsable y por demás criminal, quizá por ello, el secretario ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández, dijo que se han reducido las carencias en educación, salud y seguridad social en la población en pobreza, pero no mejoró el acceso a la vivienda y alimentación.
La crisis en materia de Desarrollo Social se acentuó en mayor medida entre 2012 y 2014, la población sin carencias sociales y con ingresos iguales o superiores a la línea de bienestar pasó de 23.2 millones de personas a 24.6 millones.
El funcionario de Coneval subrayó que el 20.5 por ciento de la población no es pobre ni vulnerable, es decir, que el 79.5 por ciento de los mexicanos viven en situación de pobreza y de vulnerabilidad.
Lo agravante e indignante de este asunto es que sigamos siendo una fábrica de pobres.
Como andarán las cosas en Veracruz que ya desde el 12 de abril de 2015 la periodista Miriam Gracia adelantaba “desaparecería el programa estelar del Gobierno del Estado: “ADELANTE” argumentando ajustes administrativos y por instrucciones del titular de la Secretaria de Desarrollo Social, Ranulfo Márquez Hernández.
La comunicadora afirmaba “desde este fin de semana las oficinas que antes eran ocupadas para este importante programa fueron desalojadas para ser ocupadas por personal de la Dirección de Desarrollo Urbano…así las cosas.”
Ahora nos cuestionamos ¿qué paso con el compromiso de eliminar la pobreza en un 50 por ciento al terminar el sexenio?
El Coneval ya dio la respuesta, eso no ocurrirá.
Se ve muy difícil alcanzar la meta sobre todo porque el próximo año 2016, las finanzas estarán peores. O puede ser que el paradigma de eliminar la pobreza no funcione ya que ahora se plantea eliminar la desigualdad. Que conlleva otras acciones el plan del nuevo modelo.
La realidad es que el gobierno de Veracruz, prefiere no abordar el tema, se acabaron los tiempos rimbombantes de “un día una obra adelante”, se terminaron los tiempos de un Cisne que todo atendía y todo resolvía en materia de desarrollo social –claro bajado del caballo de la sucesión, que el pueblo se vaya a pata-, que lejanos están esos días, que lejano esta Veracruz de erradicar la pobreza.
Claro, ahora la prioridad es otra, la sucesión y con ello, redondear el sexenio donde no pasa nada, triste, triste calavera dice el refrán popular.
Al rato se aludirá que “Adelante” evolucionó, que se transformó y ahora todo es parte de una cruzada nacional como lo es Programa Nacional Contra el Hambre, que tampoco ha funcionado.
La realidad es que las cifras del Coneval son demoledoras, Veracruz incrementó el porcentaje de pobreza extrema de 14.3 por ciento en 2012 a 17.2 por ciento en 2014, esto es 2.9 por ciento más ciudadanos en condición de pobreza extrema; si analizamos las cifras globales en 2012 el 52.6 por ciento de su población estaba en pobreza y para 2014 el 58 por ciento la padece es decir 5.4 por ciento más pobres.
Por mucho, la política veracruzana en materia de Desarrollo Social ha resultado un fracaso, aun cuando al rato saquen las voces de doña Chonita, o don José beneficiados con algún apoyo dirían los jarochos “quiquirí” para decir lo contrario.
Los números no mienten, la estadística es fría y cruel, la realidad es más lacerante, mientras en la entidad no pasa nada.
Por eso se afirma que Veracruz sigue siendo una fábrica de pobres.

Al tiempo.

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