“Los espíritus vulgares no tienen destino.”
Platón

Solo necesitaba dejar pasar la veda electoral y que los astros se alinearán en el mundo de la política para que la circunstancia pesara más que la conciencia y la constancia –diría el ex gobernador Miguel Alemán Velasco– y se acomodarán los escenarios para abrir el pequeño resquicio que permitiera expresar sus aspiraciones más profundas y un deseo innegable por mandatar los destinos de Veracruz.
De este modo, Tomás Ruiz González le entra al ruedo del espectro sucesorio y advierte que estaría orgulloso de encabezar los esfuerzos a favor de los veracruzanos, a penas este lunes, el ex subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y primer administrador nacional del SAT en tiempos de Ernesto Zedillo levanta la voz, las manos y por qué no decirlo todo el cuerpo para salir en la foto.
Ligado desde su formación e incorporación a la política nacional al grupo de Carlos Salinas de Gortari, posteriormente proyectado dentro de la administración zedillista, y catapultado por el gobierno de Vicente Fox como titular del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), Ruiz González ha sido candidateado en infinidad de ocasiones.
Ya en los tiempos del gobernador Alemán Velasco, se le vio como la opción B del mandatario estatal, pero la carrera por la sucesión la había ganado el cuenqueño Fidel Herrera Beltrán quien en su calidad de senador, recorría la entidad sin ton, ni son, siempre con algún argumento que lo libraba del reclamo institucional.
En aquella primera incursión en el mundo de la política, más de dos se fueron con la finta, hasta operación política se orquestaba en la sede de la entonces Fundación Colosio de la mano de Juan Antonio Nemi Dib, quien operaba abiertamente para apoyarlo.
Lamentablemente, las tendencias y la presencia ganada por Herrera Beltrán trastocaban la intensión gubernamental de otorgarle la estafeta, ya el propio ex gobernador Alemán lo habría reconocido muy en lo corto según refiere el columnista José Ortiz Medina, hacia el 2004, “Fidel Herrera puede ser un excelente candidato, pero un mal gobernador, y Tomás Ruiz tal vez no sea un buen candidato, pero sí un excelente gobernador”.
Como muestra de esa aseveración solo basta ver, el nivel de deuda que heredamos los veracruzanos tras su paso por la administración estatal, transmutada a la presente, y que con la ayuda de algunos funcionarios alcanza afirman algunos expertos arriba de los 80 mil millones de pesos.
Así pues el Fidel-duartismo tiene a la entidad en la vil lona, sin capacidad de movilidad y noqueada con cloroformo, como se dice en el argot boxístico.
Pero como bien afirma el columnista Ortiz Medina, si el problema en Veracruz es financiero, no se hagan bolas solo son dos los expertos en la materia, uno peroteño en la representación del senador José Francisco Yunes y el otro, Tomás Ruiz González.
Ahora habrá que esperar que sus amarres y capacidad negociadora, saquen a buen puerto la encomienda de terminar y poner en operación la obra más emblemática del tortuguismo y el saqueo en Veracruz, la cual lleva simplemente tres administraciones estatales y aun no se concluye.
De destrabarlo, a poco no venderían la impresión que todo lo puede…

Al tiempo.

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