Es cierto.

El gobernador es el responsable constitucional en la integración de su equipo, pero 84 cambios y enroques en el gabinete en lo que va del hoy agonizante sexenio, solo revelan una ausencia de ortodoxia política y orden administrativo por decir lo menos.
Se perdió la brújula.
Son bandazos que muestran que el camino no acaba de definirse en el marco de lo que se ha dado en llamar el Estado fallido.
Y no se trata de concluir en que “No tiene la culpa el indio…”
El tema va más allá.
Es la ausencia de un ejercicio real del poder. Es el capricho del mandatario ante una opinión pública demandante. Es ese estilo personal de gobernar en donde históricamente se han visto aberraciones como la del presidente Luis Echeverría y su aperturismo que dio lugar a una generación de jóvenes oportunistas enfermos de populismo, como han sido los casos de Fidel Herrera, Patricio Chirinos y Dante Delgado por citar algunos veracruzanos.
Joseph Stalin en la vieja Unión Soviética, no cambiaba a sus colaboradores –o a quienes lo traicionaban- simplemente los mandaba a matar. Anastasio Somoza en su bunker de Managua, tenía un zoológico no con animales, sino con personas, enemigos periodistas incluidos como Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, esposo de Violeta Chamorro.
En Veracruz a los colaboradores se les regaña, se les condena y suspende previa satanización en los medios, en ese esquema de justicia y gracia, para finalmente volverlos a premiar en un ya nos saqueaste, no lo vuelvas a hacer.
Qué importa que esté a rabiar la opinión pública; qué más da que los sectores productivos y la clase política toda censuren; al carajo que los opositores partidistas ladren y que los enemigos amenacen con investigar las rapacerías.
Veracruz, hoy queda demostrado, está hecho para resistir todo. Hasta la complicidad y tal vez complacencia de la familia política.
Qué más decir de José Antonio Nemi cuando ya se ha dicho todo y sigue sin pasar nada. De qué acusarlo, incluso con pruebas en la mano, si al día siguiente le regresan prebendas y un cajón lleno de centavos para que no se siente a llorar en un chayote.
Para Nemi su garantía de supervivencia es tener expedientes que muestran ratería y media en la Secretaría de Salud que obliga al gobierno a ser rehén de sus exigencias.
Con Nemi regresa el “Ginismo” y se fortalece la tremenda corte a fin de aprovechar los últimos 18 meses que le quedan a la Fidelidad de cara a un cambio de fondo que pareciera –al menos así se ve en el cristal del gobierno estatal- que, en efecto, en Veracruz no pasa nada y que debemos de creer que lo de Nemi es un acto más de congruencia y no de pago al silencio.
Total, si ya nos tragamos eso de que en Veracruz “¡No pasa naaada!” y lo que más preocupa son los robos de frutsis y pingüinos, pues qué más da que regresen los truhanes.
Hoy lo de Nemi se sucede como corriente distractora en el marco de una nueva tragedia.
Más cadáveres asoman en el escenario.
No es un perro muerto -como aseguró el Fiscal perfumao- sino una fosa clandestina a las afueras del puerto de Veracruz. Las muertes pasan a segundo plano, pero imposible olvidar la crisis financiera que amenaza con la parálisis estatal, amén de esa creciente fractura priista que busca traducir el descontento en una revolución silenciosa antivoto.
¿Lo de Nemi tapa la fosa clandestina y la condena nacional e internacional?
Veracruz tiene un pacto de respeto y cierta autonomía con la federación, pero la federación está a un tris de darle una solución final al asunto de la corrupción y desorden financiero con un manotazo que ponga fin a tanta arbitrariedad en Veracruz.
El punto es pues que poco importa que seas policía, doctor patito, molcajetero, payaso de Pastorela, declamador, periodista o cuidador de niños o delincuente, si tienes un arma, estarás a la diestra del señor pese a quien le pese y así hagan circo maroma y teatro los que se opongan.
Ya solo faltan 19 meses de jure porque de facto esto ya se acabó.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo



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