Arrancan las campañas electorales y ya se ponen en tela de juicio trampas y trastupijes del PRI en aras de preferenciar a sus 21 candidatos a diputados federales.
Acaso la que más destaca es la denuncia de los partidos pequeños y el propio Partido Acción Nacional en el sentido de que el aspirante priista a la diputación federal, Alberto Silva, literalmente compró la alianza perredista en cinco millones de pesos.
Lamentable, muy lamentable de ser cierto.
Ello al igual que la cuota de género que contempla el 50 y 50 por ciento que han incumplido la mayor parte de los 10 partidos políticos registrados.
Cuando el tribunal electoral intervenga es previsible que se vengan abajo los ídolos hoy tan posicionados.
Y en ese marco lo que más llama la atención es la apatía ciudadana, esa falta de interés, el que se considere que es más de lo mismo y lo que importa es imponer un voto de castigo no acudiendo a las urnas.
Craso error.
A los partidos mayoritarios conviene que no se vote, el abstencionismo deja en total indefensión a la ciudadanía y permite, particularmente al PRI posicionarse con su voto duro, con su estructura, con el voto comprado.
La oferta política no puede ser desdeñada.
En Xalapa, en Córdoba, en Boca del Río y otros distritos electorales es buen momento de poner un hasta aquí a candidatos con pasado ominoso y plagado de corruptelas.
El caso de Elizabeth Morales deberá ser el mejor ejemplo de lo que no debe ser en la función pública.
Obligado que la ciudadanía salga a votar, que las familias jalapeñas acudan a las urnas y lo que han venido censurando en contra de la alcaldesa se haga realidad con cualquiera de los otros 10 candidatos que han lanzado sus propuestas.
No se vale que en los medios, en las tertulias o en charlas de café se condene a los malos gobierno y que en las urnas no se acuda a manifestarse.
En Boca del Río es el mismo caso en donde so pretexto del enfrentamiento de Fidel Herrera contra Miguel Ángel Yunes se deje al elector como espectador permitiendo la imposición de Carolina Gudiño.
El 7 de junio habrá de ser el momento de marcar el parteaguas del cambio. De poner fin a la decena trágica, de darle vuelta a la hoja a lo que tanto nos ha lacerado en lo financiero y la seguridad pública. Es como se dice en los corrillos políticos el ahora o nunca.
El despertar de la sociedad civil es ahora. Ahí están las opciones. Vamos a preocuparnos y ocuparnos.
Tiempo a tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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