Según Neruda, “no hay en América, ni tal vez en el planeta, país de mayor profundidad humana que México y sus hombres”.
Hace tiempo que no les escribo, mis queridos Santos Reyes, y por eso les vuelvo a enviar esta carta que les envié hace algunos años. La realidad es que sigo sin saber a quién más escribir para expresar mi preocupación, mi desesperación y sobre todo indignación por lo que está sucediendo en México.
La verdad es que la mayoría de los mexicanos nos portamos muy bien en 2014, con la excepción de un pequeño número de criminales que tienen en jaque al país y algunos políticos corruptos que no dejan de robar. Por eso les escribo para que nos concedan nuestros deseos de 2015. Les pedimos que este año nos amanezcan líderes que tengan la capacidad y deseos de enfrentar los grandes retos que afectan a México. ¿Es mucho pedir?
Creo que nos podríamos preguntar ¿cuántos de nuestros líderes políticos, religiosos, empresariales y sociales pueden describirnos qué tipo de liderazgo buscan ejercer? ¿Cuántos han analizado cómo deben cambiar su comportamiento como líderes en una situación de crisis?
Tal vez deberíamos hacerles preguntas más básicas a nuestros estimados líderes.
¿Han estudiado el tema de liderazgo?
Probablemente todos los libros sobre liderazgo y en muchas de las biografías de los grandes políticos de la historia, lo que se subraya es la importancia de tener una visión; en su acepción más simple nos referimos a un plan de acción que incluye objetivos y los pasos para cumplir con esos objetivos.
Para un líder moderno, los objetivos deberían incluir una serie de actividades cuya finalidad sea buscar una mejor calidad de vida para las personas que gobierna o que representa. La visión es el mapa que el líder político comparte con los demás y con ella traza un rumbo para su equipo.
Necesitamos líderes que cumplan con los siguientes requisitos:
Que sepan rodearse de asesores extraordinarios capaces de disentir.
Que tengan un instinto que les permita reconocer los errores de los asesores y de los expertos.
Necesitamos gobernantes que sepan anticipar las eventualidades y no sólo reaccionar.
Deben tener una gran capacidad de concentración.
Que tengan la capacidad de entender las situaciones a las que se enfrentan.
Que puedan tomar decisiones, que tomen el toro por los cuernos.
Que no sean soñadores ni gente que sólo hable bonito.
Los líderes deben tener una gran capacidad de comunicación.
Necesitamos líderes que tengan un manejo adecuado de sus emociones y que controlen su soberbia, necesitamos gente a la altura de los retos que enfrenta nuestro país, en lo económico, en seguridad y en lo político.
México es un país con muchos problemas, incluyendo pobreza, inequidad, violencia, injusticia y corrupción.
Pero estoy convencido que todo esto podría superarse si pudieran surgir líderes con una visión de estado y bienestar en lugar de ser mezquinos, usando sus responsabilidades como oportunidades para enriquecerse, lucirse o satisfacer necesidades personales o familiares.
Seamos claros, queridos Santos Reyes, el enfrentar una crisis es una de las pruebas más difíciles para todo gobernante, pero es una prueba que no puede fallar, por el costo que implica para la población y la nación.
Extraordinarios líderes para México, ¿es mucho pedir?
Terminó 2014 y, créalo, los que se dan de santos en esta temporada son los políticos que lograron llegar al fin de año y cargaron los peregrinos.
Hay muchos nombres de los que estuvieron al filo de la navaja, porque estuvieron en el centro de los temas de mayor controversia, o bien, otros que ejercieron el low profile, pero se les pasó la mano. Pero de una u otra manera terminaron prendiendo veladoras al santo de los políticos, del que sólo se acuerdan cuando están en líos.
Eso sí, no se sorprendan que muchos esperan como recompensa, aunque no la merezcan, una de las miles de candidaturas que repartirán los partidos políticos.
Falta saber si las dirigencias partidistas cumplirán con lo prometido para someter a sus abanderadas y abanderados a los filtros de confianza que los calificará como libres de la sospecha de estar ligados con los “malosos”, como decía Ernesto Zedillo.
Lo que no se vale es que dejen apartado el lugar para regresar si pierden.
El costo de la democracia sigue siendo muy alto. Integralia estima que en este año los candidatos a diputados federales gastarán más de 3 mil 500 millones de pesos en las campañas.
Lo que hace falta es que se ganen la confianza de los ciudadanos. Como dicen los clásicos de la economía, el bien más caro es el que no existe.
El presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, ratificó que su partido abrirá sus puertas a las candidaturas ciudadanas. Asimismo confirmó que el PRI establecerá filtros de confianza para evitar y garantizar que sus candidatos no tengan vínculos con los “malosos”, pues hay una absoluta falta de confianza de la población hacia la clase política.
La obligación legal de los partidos políticos para asignar el 50 por ciento de las candidaturas a mujeres será todo un reto.
Al menos en cinco gubernaturas y diputaciones federales huele a perfume de mujer.
Por ejemplo en tierras regias, las finalistas son las senadoras Cristina Díaz Salazar e Ivonne Álvarez García. En Baja California Sur, la carta fuerte es Esthela Ponce Beltrán.
En Guerrero, la actual secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu. En Michoacán va por la revancha Luisa María Calderón, y en Sonora la senadora Claudia Pavlovich, aunque Ana Gabriela Guevara sueña con ganar esa carrera.
Quien festejó a lo grande 2014 fue el gobernador Javier Duarte de Ochoa. No es que haya hecho una gran fiesta, sino que cerró el año con excelentes resultados en las diferentes áreas de su administración. O sea, año de consolidación y redondo para el Ejecutivo estatal.

Jorge Fco. Cabral Bravo