Estamos a punto de vivir un proceso electoral que marcará la historia política y social de nuestro país, ya que se renovará la Cámara baja del Congreso de la Unión, por lo que el año próximo elegiremos a los 500 diputados que acompañarán al jefe del Ejecutivo federal en su segundo periodo de mandato constitucional.
La responsabilidad de los partidos políticos, sin importar su ideología o color, deberá ser pieza clave para que en estas elecciones los candidatos de cualquiera que sea su casa de la democracia, sean hombres y mujeres con principios e ideología sólidos, moral intachable y trayectoria que permita hacer de ellos buenos representantes populares, para así evitar acontecimientos como los del estado de Guerrero, en que un edil se vio involucrado en los lamentables hechos relacionados con la desaparición de 43 normalistas, sin que hasta el momento el partido del sol azteca haya dado una postura de congruencia y dignidad aceptando el error que tuvieron al postular a una persona con vínculos delincuenciales o a un gobernador que pidió licencia al cargo, pero desde ese día no ha dado la cara ni comentado nada acerca de lo que pasó en su entidad, razón por la cual los líderes de ese partido que se denominan de “izquierda moderna”, quedan a deber a los verdaderos militantes de esa ideología, peor aún, la crisis interna del PRD es la más fuerte desde su fundación, lo cual ha derivado en la renuncia de perredistas distinguidos como el caso del ex abanderado a la presidencia de la república, Cuauhtémoc Cárdenas.
Hoy la ideología de izquierda está presente en muchas personas, aunque no en los jefes de los institutos políticos existentes, que no tienen la legitimación moral para encabezar esta corriente.
Xalapa es un ejemplo de personas valiosas que militan en la izquierda, no así en el PRD, con fuertes rupturas en su interior. Morena es un partido disidente del partido amarillo, pero personalista, caudillista y con dueño, uno de los cartuchos más quemados que en su paso por la política mexicana ha dado muestra clara de cómo vivir a costillas del erario, impulsando falacias y provocando a través de la demagogia y la diatriba por encargo una gran división social.
Tanto el Partido de la Revolución Democrática como el Movimiento de Regeneración Nacional han quedado sin credibilidad y al día de hoy tienen mucho qué explicar, pues no por hacer un partido nuevo se pueden limpiar sus complicidades y excesos que manchan e incriminan por sus acciones contrarias a la ley.
Los partidos políticos deben hacer todo lo posible por salvarse de la ignominia y el reproche ciudadano. Eso solamente sucederá al momento que sus abanderados lleven la ideología al gobierno y a las leyes, cuando sus candidatos sean personas congruentes y honestas, que sus militantes sean activos y convencidos de lo que pregonan junto con lo que realizan en su proceder cotidiano.
El nombre de Iguala debe gritar en la conciencia de los líderes partidistas para que casos tan lamentables como el acontecido en el estado de Guerrero no se vuelvan a repetir con los postulados del año próximo.
Dicho lo anterior, el exhorto debe ser también para los que busquen ser nominados por una candidatura ciudadana que si bien es cierto suena atractiva, generalmente son personas que no se identifican con una línea de pensamiento, sino más bien buscando gobernar bajo los estándares de lo que ellos “consideran lo correcto”, porque ésos son los que generalmente han forjado las dictaduras más ominosas.
Si bien es cierto que la Constitución dice que todos tenemos derecho a votar y ser votados, los partidos políticos son corresponsables de que los próximos representantes populares hagan cumplir la ley.
Los partidos izquierdistas están en decadencia, en Xalapa, por ejemplo, un distinguido miembro de la izquierda como el regidor Valentín Flores Aguayo, ha renunciado públicamente a su militancia, mas no a su forma de pensar y conducirse. Valentín, al igual que Cárdenas, son parte de la fuga que están teniendo partidos como el PRD, de personas congruentes, debido a los malos manejos de sus líderes y cúpulas.
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