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Manifestantes, a madrazos
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2014-09-29 - 09:25
“Mi puño termina donde empieza tu nariz”, dicho.

Tienen razón quienes defienden la libre expresión de las ideas y el libre tránsito de personas, no la tienen quienes al amparo de esas pretendidas libertades han hecho del caótico entorno social un negocio… sobre pedido.
Los 400 pueblos con Cesar del Ángel y Reynaldo Escobar –antes cantinero ahora borracho-, “Antorcha Campesina”, los cardenistas de Antonio Luna, Orfilio García Ortiz y toda esa retahíla de gangsters que desde el gobierno estatal manipulan y patrocinan a su antojo con fines políticos, es el punto.
Que no se quiera en aras de adelantadas violaciones a los derechos humanos salvaguardar insanos intereses de quienes han hecho de la protesta política una industria, por cierto muy rentable.
Tan rentable que para muchos es como una profesión. Ganarse 500 pesos al día ni un académico de la UV.
Y es que a partir de una iniciativa de ley de Tránsito del Congreso del Estado que contempla el eventual uso de la fuerza política, los bienamados defensores de nuestras libertades –Reynaldo, del Ángel, Luna, Fernando Perera y demás fauna- se han puesto en un grito.
Y es que cómo impedir, al decir de ellos mismos, que el infelizaje baile con poca ropa, que más bien lo que tienen es poca... dignidad. Cómo una iniciativa de Ley de Tránsito qua atente a los pobres “diablos” antorchistas, cardenistas, pejistas, colonos, paracaidistas y maestros güevones.
¿Cómo?"... si las garantías de libre tránsito, de reunión, de asociación, no se pueden coartar por una legislación local. Tendría que reformarse la Constitución y desaparecer esas garantías constitucionales, lo cual resulta totalmente contrario a las tendencias modernas para ampliar el cúmulo de libertades a que tiene derecho el ser humano".
Así que para ser “moderno” hay que tolerar el atropello de las minorías, aguantar a estos abusivos y dejar que se agote hasta sus últimas consecuencias el “dialogo” de sordos entre implicados y coludidos.
No acaba de entenderse que para ser “moderno” hay que observar la legislación y reglamentos que imperan en más de cien países en donde se da paso al derecho a manifestarse, pero sin atentar a terceros –tu respeto termina cuando comienza el mío-, a no violentar el libre tránsito de personas y vehículos, a no saquear comercios o inhibir el comercio establecido.
En infinidad de países existen sedes de protesta y en otros, incluso si sucede la ruptura de cinturones de seguridad por los marchistas, se autoriza a la fuerza pública a intervenir.
En el mismo DF, cuyo gobierno emana del PRD, las marchas y manifestaciones están constreñidas.
Así que ¿Dé qué estamos hablando manipuladores sociales?
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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