La ya famosa Ley del IPE ha alzado tanta ámpula que hasta ha concluido en tomas de avenidas, plazas públicas y edificios.
Bien dicta la conseja popular: “el miedo a lo desconocido produce agresividad”.
Cierto.
Sin embargo, en el caso de esta ley los sombrerazos, cachetadas guajoloteras, mentadas, dimes y diretes, similares y conexos, han sido a lo loco.
Mire usted.
Se ha visto que las protestas contra esta ley tienen varias formas de manifestarse.
Formas que, la neta, rayan en lo ridículo, por darle un término suave para referirnos a ellas.
1.- Unos protestan con la finalidad de chantajear al gobierno para obtener dádivas.
2.- Otros porque son antigobiernistas y todo lo que huela a gobierno les causa malestar aunque estén en el error.
3.- Y hay quienes lo hacen como mero protagonismo, para darse a conocer, nada más.
Protestar por protestar, sólo eso.
Y, ya en protesta, surten desde las domingueras hasta términos que ni ellos alcanzan a descifrar.
Por ejemplo, el viernes pasado 40 profesores jubilados de la delegación D-41, con más de mil activos y a cuyo frente iba el ex dirigente Pedro González Ríos, protestaron por la avenida Independencia de este puerto hasta llegar al Zócalo y con pancartas agresivas en contra del gobierno y de la referida ley, marcharon por una media hora.
Ya en entrevista consideraron a esta ley como una “barrabasada” y la asemejaron con una “lápida que tendrán que cargar los trabajadores de la educación, pues con ello se quiere privatizar la seguridad social”.
Lo peor de todo es que cuando el reportero les preguntó si acaso conocían a detalle esta nueva ley, González Ríos, sin rubor, replicó que no, que no la conocían.
Entonces siguió la otra pregunta: ¿Cómo protestar por algo que se desconoce?
Y vendría la respuesta que, además de infantil, se acerca a una ocurrencia.
Mire usted, respondió: “Porque hemos visto cómo nuestras autoridades niegan cuando uno les dice que está pasando algo malo. A través de los años hemos sabido que el IPE está mal financieramente y hemos oído cómo han dicho en sus discursos: hoy más que nunca el Instituto está sólido y fuerte. Ésa es una mentira”.
Lo más grave fue cuando se le sugirió:
¿Si en este momento viene alguien del gobierno y les pide dialogar para resolver el tema, qué van a discutir, cuáles son los argumentos que ustedes van a sostener para discutir la reforma a la Ley del IPE?
“Pues esto que le estoy diciendo. Por ejemplo, en la ley Chirinos no había límites para la jubilación, sólo ponía como condición 30 años de cotización, después de la ley Chirinos señalaron 53 de edad para la cotización y 30 años de edad”.
Y ya como para colmo, se le cuestionó:
¿Cuál es su propuesta?
“Nuestra propuesta es que se respete la ley”
Ahora sí, como dijo el excelente Catón: ¡hazme el refabrón cavor!
¿Y, en resumen, por qué protestan?

Tips... tips... tips

Si acaso no hay cambios, este lunes a las ocho de la mañana, en su conferencia de prensa ya tradicional, el gobernador Javier Duarte de Ochoa habrá de tocar como uno de los temas el del cambio del titular de la Sefiplan. Se sabe que Mauricio Audirac Murillo será quien sustituya a Fernando Charleston Hernández, quien pretextó estar enfermo para hacer de su salida algo higiénico, pero en vez de hacerlo así lo ensució... Otro tema, de rigor, será la formal prisión que el juez le dictó a la funcionaria panista y periodista a la vez María Josefina Gamboa Torales. Reprobable, molesto, irritable que haga la doble función y peor aún que se lo permita un periódico que tiene ganado un lugar dentro del lector porteño. Aunque habrá que subrayar que detrás de ese periódico hay intereses harto oscuros. O, para ser exacto, harto azules. Hasta pronto.

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