04 de Mayo de 2024
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En defensa de la guerra contra el crimen
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2016-03-12 - 09:16
El secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en plena temporada electoral, vino a exacerbar los ánimos de la lucha partidista y aún de la comparación de sexenios, al lanzarse de manera directa y frontal a acusar de fallido el combate contra el crimen organizado emprendido por el gobierno federal anterior, encabezado por el entonces presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Guerra que el ex presidente surgido de las filas del Partido Acción Nacional (PAN) acometió, principalmente, involucrando a nuestras fuerzas armadas, Ejército y Marina, para solventar la ineficiencia de las policías estatales y municipales. Se le achaca que esa “guerra” del sexenio presidencial pasado provocó algunos miles de muertos. La cifra exacta es imposible saberla con exactitud porque cada uno la maneja a su conveniencia; desde veintitantos mil dicen algunos; que 60,000, van aumentando conforme es mayor el encono partidista de los opositores a un sexenio de un partido que no es el suyo y hasta la cifra de 100,000 que dan algunos esquizofrénicos, principalmente los extremistas de izquierda.
Lo que a la fecha no he escuchado de aquellos que hablan del supuesto fracaso de la guerra contra el crimen organizado emprendida por el Licenciado Calderón, es qué es exactamente lo que – según ellos – debía haber hecho el entonces presidente, sin importar un nombre o el partido en que milite, diferente, ante la situación que encontró al asumir el mando en 2006, respecto al crimen organizado y el trasiego de drogas prohibidas.
Pregunto: ¿no existían violencia y muertos causados por cárteles de narcotráfico en 2006 cuando Felipe Calderón asumió la presidencia? Las cifras y estadísticas reales son punto menos que imposible saberlas, porque las que da el gobierno son objeto de duda, pues éste siempre va a tratar de presentarnos un buen panorama, y la oposición, como mencioné, siempre va a exagerar ampliamente los males con tal de atacar a la autoridad en funciones.
Los funcionarios del segundo sexenio del PAN en la presidencia encontraron al llegar a los cárteles delincuenciales actuando con generalizada impunidad, debido a décadas de tolerancia y hasta complicidad. Los narcotraficantes vendían drogas en las escuelas y centros de diversión; se exportaban toneladas de marihuana y cocaína, ya sea producidas aquí, o provenientes de Sudamérica, principalmente de Colombia.
¿Qué es lo que quieren los detractores del combate contra las drogas que hiciera el gobierno del presidente Felipe Calderón? ¿Qué siguieran con sus actos delictivos con tal que no hubiese balazos?
Era obvio que al empezar a actuar contra ellos después de décadas de semi-impunidad, los criminales no se iban a entregar voluntaria y pacíficamente ¿verdad? La mayoría habría de resistirse y arremeterían violentamente contra nuestros soldados y policías federales. Cierto grado de violencia se habría de desatar, pero era necesario. Repito: no he escuchado a los opositores a esa “guerra” qué es lo que – según ellos – debió haber hecho el gobierno federal del pasado sexenio, a no ser que, con tal de que no hubiese balaceras, dejarlos seguir envenenando a mexicanos y estadounidenses con sus estupefacientes.
Y es que los que se lamentan excesivamente por los muertos en ese combate, no consideran “violencia”, por ejemplo, los miles, la mayoría jóvenes y hasta niños, recluidos en centros de rehabilitación, por haber caído en las garras del alcohol y de las demás drogas. Esos millares de muertos en vida por la delincuencia organizada no son tomados en cuenta por los que se lamentan por el daño colateral que en determinado momento puede causar la violencia de los cárteles contra las fuerzas federales. Y aunque a algunos no les guste el término “daño colateral”, éste es correcto. El riesgo de que algún ciudadano inocente, por azares del destino, se vea atrapado en medio de un enfrentamiento siempre va a existir, y como sociedad debemos asumir el riesgo con tal de ir anulando a los elementos humanos nocivos que lucran destruyendo la salud e integridad de nuestros niños y jóvenes.
La utilización de la fuerza física por parte del Estado es necesaria. Sería absurdo no arremeter contra los criminales por temor al daño colateral que se pudiese causar. Insisto en mi pregunta: ¿se debió haber dejado actuar impunemente a los narcotraficantes con tal de que no hubiese balaceras? Y la solución para acabar con los cárteles del crimen organizado de ninguna manera es legalizar las drogas con fines lúdicos.
Respecto a los muertos en la guerra contra el narcotráfico, ya mencioné que es casi imposible saber la cifra, pero todo apunta a que fueron mucho menos de los que manejan todos aquellos que no pertenecen al partido en el que milita el anterior presidente de México. Y si bien debemos lamentar los hechos de violencia en general, lo que nos debe importar es que los abatidos hayan sido, efectivamente, los criminales sin importar el número. Nuestro lamento debe ser por los militares y policías caídos en el cumplimiento de su deber, y sí, también por el daño colateral, es decir, los ciudadanos que ni la deben ni la temen, que por culpa de los delincuentes, quedan atrapados en medio de alguna refriega.
Se puede alegar que no se ven resultados palpables, pues sigue siendo relativamente fácil adquirir drogas en las calles. Los grupos criminales, como ratas perseguidas, parecen sólo haber huido para reagruparse en pueblos y ciudades pequeñas, fuera de las metrópolis. Los capos detenidos o abatidos son sustituidos de inmediato por otros a veces peores. Todo esto ocurre, ¿pero cuál es la alternativa? ¿Dejar que sigan envenenando a nuestra sociedad con tal de que no haya balazos? Los delincuentes no se van a dejar arrestar (salvo muy pocas excepciones) sin resistencia. Y por supuesto que los cárteles del narcotráfico no se van a acabar ni a disminuir con la intención absurda de algunos de legalizar las drogas con fines de diversión.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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