30 de Abril de 2024
INICIO
Política Columnas Municipios País Orbe Educativas Cultural Sociedad Negocios Farándula Deportes Sucesos
-
Paz y Seguridad
.
2015-07-15 - 03:57
Seguramente a usted, como a mí, en estos días, lo han vuelto a asaltar o conoce a alguien muy cercano al que ya le tocó.
Aquí está pasando algo que no se está comentando en voz alta y que, o se está escondiendo o se está asumiendo como normal, o ya de plano se está aceptando.
Y, yo no sé qué me asusta más, si la indiferencia de la gente o el hecho de que cada vez haya más personas dispuestas a armarse, en lo oscurito, para defenderse la próxima vez que alguien les quiera hacer algo.
El Inegi publicó las cifras correspondientes al octavo levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), correspondiente a junio de 2015. A dos años de haber comenzado el levantamiento de esta encuesta, la población no ha cambiado su sensación y percepción sobre la inseguridad que se padece en su ciudad. Reina un pesimismo generalizado: 65 por ciento de la población urbana del país piensa que en los próximos 12 meses la situación de seguridad pública permanecerá igual de mal o empeorará. Sólo el 15 por ciento piensa que la situación estará mejor en un año.
Igualmente, las conductas delictivas o antisociales que se miden en la encuesta han permanecido prácticamente en los mismos niveles entre septiembre de 2013 y junio de 2015. La única que mejoró, dado que no es menor, es la de los disparos frecuentes con armas: esta conducta era presenciada por 27 por ciento de los encuestados en septiembre de 2013 y ahora por solo 21 por ciento. Sin embargo, 1 de cada 5 entrevistados sigue viendo o escuchando tiroteos en la calle.
Otro de los temas que mide la encuesta son los cambios de rutina por temor a sufrir algún delito. Es decir, en qué medida los ciudadanos modifican su vida cotidiana por miedo a la inseguridad. La encuesta arroja dos datos muy importantes: en septiembre de 2013, 48 por ciento de los ciudadanos no permitía que sus hijos salieran a la calle por temor a la inseguridad; esta cifra ha llegado a ser 62 por ciento de los encuestados. En cambio, el dato positivo es que hay menos personas que han dejado de visitar parientes o amigos por miedo; en el primer levantamiento la respuesta a esta conducta fue de 35 por ciento y en junio de 2015 de 28 por ciento.
Así las cosas, la ENSU parecería indicar que la población no percibe mejoría en la situación de inseguridad que prevalece en el país. En política, percepción es realidad. Los números oficiales pueden decir otra cosa, sin embargo el miedo y la sensación de vulnerabilidad entre la población siguen siendo de gravedad y desconfianza.
En mayo, de manera triunfalista, el presidente Enrique Peña Nieto declaró que hubo una mejora de seguridad en el país.
Uno entendería que antes de las elecciones intermedias, el gobierno federal, mantendría un tono de optimismo por razones electorales. Pero mantener este mismo tono y continuar comportándose públicamente como la estrategia está funcionando, es un gran error.
Ahora sí, la realidad de la violencia del país los alcanzó.
A pesar de que México, fue colocado en el lugar 144 de 162 países en el Índice Global de Paz, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, declaró que México tuvo un avance significativo de seguridad el 18 de junio. El secretario declaró que hubo disminución en el número de muertes y “tranquilidad” en estados como Nuevo León, Chihuahua, Baja California, Coahuila, Durango, Veracruz, San Luis Potosí, Michoacán y Zacatecas. Así mismo, afirmó que se ha registrado un “descenso de más de 40 por ciento en secuestros y más de 60 por ciento en extorsión”.
Al iniciar la administración con bombos y platillos se anunció que el énfasis de los esfuerzos sería en los programas de prevención y se instaló la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. Nadie habla sobre estos programas y claramente se aprecia que la estrategia al inicio de este gobierno, tenía como objetivo único alejarse lo más posible de cualquier identificación con la estrategia del anterior gobierno.
Más allá de la lectura y la interpretación de los resultados electorales, no sólo ha sido un fracaso la estrategia contra la inseguridad, el hecho es que en este momento simple y llanamente no hay una estrategia. La tarea de construir otra percepción no es menor, y la única base sólida para hacerlo es una realidad distinta: paz y seguridad.
El problema es el hoy.

Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.


Otras Entradas

Lo más visto