Los de mi generación, allá en los setenta, todos los que estudiábamos periodismo queríamos ser “Jacobos” y las mujeres “Lolitas” (Ayala).
La prensa escrita, sin embargo, llevaba mano.
La radio era muy incipiente y la televisión, la de Jorge Kellog e Ignacio Martínez Carpinteiro, la de Pedro Ferriz y la del joven Miguel Alemán se posicionaba, con “24 Horas”.
Y ahí, siempre presente, Jacobo Zabludosky hoy muerto.
Medio siglo después regresa a la memoria, más que las hazañas de Jacobo que tras su muerte se leen en este y todos los medios de comunicación, la génesis del periodismo en México siempre tan acotado, siempre tan sometido por el poder, bajo el imperio de gobiernos represivos.
Televisa como “soldado del Presidente” no podía ir más allá del boletín. Los cruentos escenarios sangrientos del 68 fueron reducidos a breves boletines que consignaban revueltas callejeras.
Ello le valió a Jacobo ser expulsado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM donde daba cátedra.
El punto, sin embargo, es que los sesenta fue la década fatal de periodismo en donde el diazordacismo reprimió y asesinó a la los estudiantes, al pueblo y al periodismo.
Años después, ya en el sexenio de Luis Echeverría siguió la misma política autoritaria. Un golpe al diario Excélsior, en julio de 1976, obliga la salida de valientes periodistas encabezados por Julio Scherer y es cuando, ya en los setenta, nace un nuevo periodismo: Unomasuno, La Jornada y El Financiero abren nuevos escenarios. Despierta la radio.
Y la televisión hace un primero y sólido intento para acabar con el monopolio noticioso de Televisa, prohijando por el propio presidente José López Portillo para dar paso al nacimiento de un segmento noticioso en la TV del gobierno, Canal 13, a través del informativo “Siete Días” con Joaquín López Dóriga a la cabeza.
La crisis financiera y política a la par de una imponderable presión de la opinión pública abriría al paso de los años, las compuertas de una prensa crítica que paradójicamente toma carta de naturalización en la era Fox en el 2000.
Los medios calientes, radio y televisión, inundan el espectro noticioso y el periodismo libre se convierte en fiel centinela del gobierno.
Y eso del cuarto poder pasó a ser una realidad que a la vuelta de unos años tuvo una quintacolumna con la aparición de las redes sociales, hoy reinas de la opinión pública.
Son tan solo leves pinceladas del devenir periodístico en donde vale la pena señalar y lamentar que infortunadamente en la llamada provincia mexicana no sucede lo mismo.
Los estados de la república como Veracruz siguen sometidos y sus periodistas asesinados.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo
Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.