Haciendo un acto de contrición, en el día que les hemos dedicado, debemos reconocer que TENEMOS TODOS una gran deuda con nuestros niños.
No hemos sido los fieles depositarios de lo que habiendo sido útil para nuestra subsistencia, NO HA SIDO NI ES EN REALIDAD NUESTRO SINO SUYO.
Colectores absurdos de basura, hemos llenado todos y cada uno de nuestros espacios con su desparpajo y acumulación irracional y absurda.
Les estamos heredando pueblos y ciudades sucias, malolientes, pintarrajeadas hasta el horror de una vista infecciosa y enferma, extensiones de tierra o de cemento que son verdaderos botaderos de basura a cielo abierto. Cementerios de plástico en todos sus envases y formas, zonas de desastre áridas de descuido en donde ya no crecen sino plantas dañinas y en las que se atreven a vivir solamente alimañas y animales ponzoñosos.
Aire espeso y contaminado provocador de alergias permanentes y daños irreversibles a sus pequeños pulmones y a su mente en desarrollo. Congestionadores brutales de venas y arterias, provocadores de una muerte lenta por asma o infecciones o rápida por infarto.
Hemos levantado estructuras ofensivas que violentan el paisaje, cimentadas en áreas que antes estaban vivas y eran hogar de miles de especies que hemos extinguido.
Comunidades y Cités sin árboles y sin agua.
Hemos dañado los bosques y los hemos destruido de todas las peores formas inventadas. Somos, ante las demás especies, a las que convenientemente les negamos tener inteligencia y poseer libertad de acción y pensamiento, para poder depredarlas, el ser más destructivo sobre el planeta.
Tenemos ya contaminados todos los manantiales, los escurrideros y arroyitos que ahora lucen secos y sin vida. Ya no hay pozos artesianos limpios en las poblaciones, el subsuelo está corrompido por todo lo que le hacemos llegar de desperdicios. Vamos ahora por los ríos y sus desembocaduras. Casi acabamos ya con ellos.
El mar es nuestro tiradero. Con desparpajo arrojamos basura a todo tipo en sus oleajes. Es hecho de todos los días el ver morir animalitos de su seno asfixiados por plásticos y muertos en cardumen por insecticidas y desinfectantes y ácidos que llegan hasta sus aguas arrojados por las industrias.
NO TENEMOS RESPETO ALGUNO POR LOS NIÑOS, QUIENES SON Y SERÁN LOS PAGANOS DE LAS CONSECUENCIAS DE NUESTROS IRRESPONSABLES Y BRUTALES ACTOS CRIMINALES EN CONTRA DE LA NATURALEZA.
Alguien ya lo dijo: ESTE MUNDO NO ES NUESTRO, LO TENEMOS PRESTADO DE NUESTROS HIJOS.
En el DÍA DEL NIÑO, que debiera ser TODOS LOS DÍAS, qué les diremos: ¿Que haremos nuevas Leyes. Que nos castigaremos penalmente nosotros mismos, por destruir lo que es suyo?
Pareceríamos Diputados, ciudadanos inútiles e improductivos.
¿O LES VAMOS REGALAR UN MUÑEQUITO EN ENVOLTURA DE PLÁSTICO O REFRESCOS ENVASADOS CON CONSERVADORES O ALIMENTOS ENLATADOS?
Por qué no mejor pensamos en lo que estamos destruyendo y nos proponemos NO TIRAR BASURA, NO CONTAMINAR Y NO SEGUIR ENVENENANDO EL AGUA Y EL PAISAJE Y RESPETAR A TODOS LOS SERES VIVOS CON QUIENES PODEMOS CONVIVIR SIN DESTRUIRLOS.
Estaríamos entonces HONRANDO VERDADERAMENTE A NUESTROS NIÑOS Y DE PASO NUESTRA PATERNIDAD.