Este año que comienza, nuestro país tendrá un proceso electoral sin precedentes, debido a que a partir de la reforma electoral propuesta por el ejecutivo federal y aprobada por la legislatura saliente, se modificarán ciertas reglas que prevén en primer término acortar el tiempo de campañas, la creación del Instituto Nacional Electoral, órgano supremo que vigilará los comicios electorales sin importar de que orden sean y otra cosa digna de señalar la postulación de las candidaturas independientes o llamadas ciudadanas en las cuales hombres y mujeres sin filiación partidista o sin el respaldo de un instituto político de renombre tendrán la oportunidad de hacer campaña, dar a conocer sus propuestas y objetivos pero en teoría lo que sería más importante es que den a conocer por qué son la opción que la ciudadanía añora y clama a gritos, o en otras palabras, deberán sacar a relucir cual es la plataforma que ofrecen para dar cuenta que son totalmente diferentes a lo que la gente ya no quiere y si seguramente ese será el discurso que utilizarán en su mayoría el de un cambio el cual no solamente se puede llevar a cabo a través de las palabras sino de las acciones que emprendan dichos candidatos.
Si bien es cierto, -y lo hemos mencionado en otras ocasiones en este espacio- los partidos políticos deberán presentar sus mejores cartas, personas con moral sólida y valía intachable para ir por la recuperación de parte de la confianza perdida, también es una realidad que el votante debe asomarse al pasado de quienes serán los candidatos “pregoneros del cambio” o ciudadanos. Es una realidad que en distritos y municipios donde el abanderado por un partido de oposición podrán utilizar este discurso sin embargo el candidato ciudadano debe ser una persona inmaculada de todo tipo de relación con escándalos o corruptelas que dañen su imagen pública.
Estas elecciones el ciudadano libre y pensante deberá de darse a la tarea de conocer perfectamente el presente pero sobre todo el pasado de todos y cada uno de los nominados a ser representantes populares por la vía partidista o por la vía independiente. En Veracruz por ejemplo habrá distritos interesantes en cuanto a los nombres que aparezcan en las boletas electorales y claro ejemplo de ello lo tenemos en la capital del estado, particularmente en el distrito de Xalapa Urbano donde llama fuertemente mi atención los candidatos que se registraron por las posiciones independientes o ciudadanas como usted amable lector prefiera llamarles.
Y es que en el caso por ejemplo y al azar del primero que se me viene a la mente Eduardo de la Torre Jaramillo, ha sido Diputado Federal por un partido político y candidato a Diputado Local por otro. Lalo de la Torre quien hace poco renunció al PAN argumentando que el partido había pedido su rumbo y sus principios será uno de los que a través del discurso incendiario busque atacar a todo el que se le ponga en frente, olvidando cuando vivió del erario público a costillas primero de un partido político y luego de quienes lo llevaron al puesto. El seguramente su discurso será uno pero sus acciones desde ahora antes que comience campaña ya se encuentran en tela de juicio.
Otro de los candidatos que llama la atención es Carlos Luna Escudero, quien es académico, últimamente periodista y hasta funcionario ha llegado a ser en el Ayuntamiento de Xalapa. Luna es un “izquierdista” pardo que ha trabajado para gobiernos del PRI, ha competido por el PRD y también ha coqueteado con el PAN.
A lo mejor estos dos “políticos” han dedicado los últimos años de su vida a la reflexión y a la meditación democrática, por lo que después de haberse decepcionado de uno y otro partido político decidieron como próceres de la democracia ir solos pero no mal acompañados. El discurso les puede funcionar un poco, lo malo es que ni uno ni el otro “le caminan ni le caminarán” mucho por las colonias calles, avenidas y demás lugares de Xalapa.


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