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¿ERES CORRUPTO?
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2014-12-11 - 09:56
Si me has seguido en mis publicaciones, sabrás que sigo sembrando en el desierto, insistiendo en que el problema principal de México es la impunidad, es decir, la posibilidad de cometer algún tipo de delito y que éste quede impune, sin sanción. Y sabrás también que me molestó el decálogo del presidente Peña, porque no incide de manera frontal en un combate a esta plaga que daña los fundamentos básicos de la estructura social de México.
Pues apenas, el martes 9, estuve en una comida, organizada por la Canacar para los síndicos del contribuyente y las autoridades fiscales locales, en la cual se me ocurrió realizar una pequeña encuesta respecto al nivel de corrupción del país. Mi objetivo es demostrar que el presidente Peña tiene razón cuando afirma que es una cuestión cultural en México la corrupción, afirmación en la que coincido, pero también hay que demostrar que se puede evitar si hay decisión desde la cumbre del poder político, algo que le ha faltado al presidente Peña por obvias razones (cada quien defina esas obvias razones, pues aquí sin pruebas tangibles no puedo acusar a nadie, aunque el lector sí lo puede hacer mediante las presuntivas).
La pregunta a los asistentes fue muy sencilla: “Considerando que vives en Singapur, o en Suiza, o en Nueva Zelanda (países donde de verdad se respeta la ley), qué porcentaje de mexicanos crees que ha violado la ley conscientemente a lo largo de su vida”.
Las respuestas tuvieron un único mínimo de 40 por ciento, otra respuesta fue del 50, otra más del 70, una del 90, y dos más del 95. Cabe aclarar que no quise involucrar a las autoridades en dicho ejercicio, por el propio carácter de su investidura, pero los síndicos y los transportistas presentes sí aportaron. Ya no pude continuar con el resto, porque la discusión afloró, ya que se trató de profundizar un poco más en el tema. Y te cuento, amable lector:
Un transportista comentó que aunque seas una persona honesta te ves obligado a incurrir en actos de corrupción, debido a que así es México, y si no lo haces, simplemente llegas a perder tu negocio, tu libertad o algo peor. Explicó así su razonamiento: “Te roban un vehículo –y acota mencionando a una empresa a la que le han robado tres tráileres en la última semana–, y cuando lo encuentra la autoridad, llegas al Ministerio Público con todos tus documentos para rescatar el tractocamión, y el agente que espera una gratificación, al no recibirla, te dice que le dejes los papeles para que los revise y regreses en unos 30 o 60 días. Algo que no puedes hacer, porque debes el vehículo, y sólo si éste trabaja puedes pagar la letra del banco. Así, no te queda otra que dar una mordida para sacar rápido el vehículo y tratar de reponer las pérdidas que el asalto te generó”.
Otro más afirmó que “la dinámica del país no te permite ser honesto”, porque si eres honesto, no prosperas. Incluso si no evades al fisco, tu negocio no crece, pues los impuestos son altísimos, quise completar yo, pero ya no pude.
Otro más comentó que si un grupo de ocho personas toma una caseta y se roba 300 o 500 mil pesos del peaje que cobran ese día de manera particular, simplemente no pasa nada, pero si un empresario comete un error con una factura de 100 mil pesos y no se defiende bien, hasta a la cárcel puede llegar. Esto significa que no hay equidad en las leyes, y no hay un razonamiento claro de quién delinque y la magnitud del delito.
Se felicitó al SAT porque ha reducido muchísimo su nivel de corrupción. Y yo insistí en que si quieres saber sobre el interés de alguien, verifiques a dónde va el dinero. Esto, porque si analizamos la eficiencia del SAT para cobrar impuestos, ésta cada vez es mayor. Tienen personal capacitado, de manera permanente les dan cursos, los tienen actualizados, sus investigadores (los auditores) tienen grado de estudios de licenciatura cuando menos, y cuentan con los más altos niveles de tecnología a su servicio. Por comparación, si analizamos una procuraduría de justicia, vemos que tienen tecnología atrasada, que sus investigadores (los policías ministeriales) apenas tienen nivel de preparatoria, y rara vez se les da capacitación o la oportunidad de estudiar una licenciatura; además cuentan con recursos muy limitados para realizar su trabajo, y los secretarios de los ministerios públicos están sobresaturados de trabajo, más allá de lo humanamente posible.
Este comentario fue en el sentido de que al gobierno le importa mucho recaudar impuestos, y le importa muy poco la procuración de justicia, y otro tanto la administración de justicia para el pueblo de México.
Si consideramos que tirar basura en la calle, pasarse un alto, dar una mordida para resolver un trámite, robar (en cualquiera de sus formas), contaminar, etcétera, son delitos, creo que los que afirmaron que más del 90 por ciento de los mexicanos adultos nos hemos visto obligados o lo hemos hecho en pleno uso de nuestra libertad de elección, a cometer un delito o un acto de corrupción, están en lo cierto. Es decir, si el 90 por ciento o más de los mexicanos nos hemos visto inmiscuidos en un acto ilegal de cualquier tipo, México es un país donde la corrupción sí es cultural. Por lo tanto el diagnóstico de Peña es correcto, y su desinterés en resolver un problema cultural tan grave para el país es una verdadera desgracia para México.
Sólo me resta preguntarte a ti, amable lector, si estás harto y deseas que cambie México (cuya respuesta estoy seguro es afirmativa), y si vas a dejar que tus hijos y tus nietos resuelvan este problema, o vas a comenzar a resolverlo tú, desde tu ámbito, desde tu nivel de influencia, desde lo poquito que cada uno de nosotros puede hacer, pero que juntos, muchos poquitos, se vuelven algo muy grande.

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