Ante el férreo empecinamiento yunista, la ruptura de los tiempos políticos y la necesidad de garantizarle a la federación que Veracruz seguirá siendo la tercera reserva electoral, es que el centro cambia la estrategia sucesoria para empujar al cuarto cachorro de la Revolución, Miguel Alemán Magnani, quien irá a la disputa por la gubernatura veracruzana.
Así el nuevo ajedrez político, el tablero queda como sigue.
De acuerdo con lo previsto en el marco del IV informe de gobierno de Javier Duarte, se entregará al Congreso del estado una iniciativa de reforma constitucional que propone la homologación del periodo electoral sexenal por un gobierno de dos años a fin de que en 2018 se arranque la normalidad democrática de gobiernos sucesivos de seis años.
Por ello y de acuerdo con lo pactado de tiempo atrás, hace ocho meses, Alberto Silva sería colocado como un gobernador de transición de dos años, previa elección, que no designación, quien habrá de sentar las bases para la entronización de un gobierno sexenal con una decisión del centro, en donde Miguel Alemán Magnani sería colocado en primer lugar, previo paso por una diputación federal uninominal.
Habrá diálogo con los suspirantes, quienes ni en la de dos ni en la de seis tendrán oportunidad de aspirar al máximo cargo de elección popular a nivel estatal, pero sí podrán participar en la cosa pública e incluso arrancar en los respetivos periodos electorales y entregar sus capitales en favor de los presuntos determinados... al final habrá recompensas negociadas, justas y de alto valor político.
Para la familia Alemán, el que participe el exponente de la cuarta generación, quien actualmente lleva el peso de los negocios del clan y es un exitoso en el terreno empresarial, es un alto honor, acaso no buscado, pero sí en respuesta a petición expresa ante las convulsiones internas que ha tenido Veracruz, resultante de una efervescencia electoral desmedida, así como apetitos opositores que ubican al otro Yunes, a Miguel Ángel, como su prototipo.
En Veracruz las cosas no están nada fáciles para el Partido Revolucionario Institucional, y de ello está en cabal conciencia la casa presidencial de Los Pinos.
La oposición de derecha, la reacción, pues, ha crecido y de la mano han abonado las pugnas dentro del PRI a un estado de confusión generado por “Pepe”, quien presume el total apoyo del centro, mientras que en la antípodas Héctor Yunes, con elementos, documentos y cifras en mano, se ufana de estar mejor colocado en las preferencias ciudadanas.
Todo ello en paralelo a ese persistente cuestionamiento, a esa subestimación al trabajo del gobierno estatal establecido, a quien no le otorgan margen alguno ni de voto ni de veto.
Javier Duarte, quien tampoco es una perita en dulce y en repetidas ocasiones se tropieza sobre todo cuando la lengua lo traiciona, ha sido objeto de un rudo golpeteo del fuego amigo y del enemigo ni se diga. Navega en un proceloso mar en donde sólo dos de sus equiperos lo ayudan, ya que el resto le juega a la política del avestruz.
Y no sale de una cuando ya cayó en la que sigue... Bueno, pues este Ejecutivo estatal a lo largo de cuatro años como la mula arisca, aprendió a golpes y por estos tiempos ya no se deja. Juega, se equivoca y vuelve a jugar al tiempo que fortalece sus relaciones con el centro, que para muchos es etéreo, pero para él se localiza en un solo hombre, Enrique Peña Nieto.
Así, mientras “Pepe” se arropa en Luis Videgaray y Héctor se escuda en Manlio Fabio Beltrones, Duarte se coloca al lado de la cabeza, el presidente. Mientras los juegos de poder de los aspirantes se dan en horizontal con fuertes promociones mediáticas, el uno de Veracruz juega en la casa presidencial con sólo uno, Silva, quien ya emprende vuelo después del 15 de noviembre -tomará unos días de consulta en el DF y asueto con su familia, para después esperar la voz de arranque de la precampaña hacia el 9 de enero.
Y mientras la confusión reina entre los que siguen a uno u otro de los Yunes, en casa Veracruz se confecciona la transición, una transición que se pretende sea de terciopelo, de participación ciudadana e integración al gabinete de los mejores hombres, no de la Fidelidad, sino de la clase política actuante. Se abrirán las compuertas a la pluralidad y a la experiencia; habrá espacio para la mujer veracruzana y se traerá a gente también veracruzana, pero avecindada en el DF.
Y cada quien a su juego.
En la Fundación Alemán se registra un inexpugnable valladar. No hay noticias por ahí, pero sí en los salones donde se mueve Aurelio Nuño, allá en Los Pinos, en donde se confecciona todo un entramado sucesorio en el que Alemán Magnani lleve las banderas del tricolor a Palacio de Gobierno de Xalapa y termine de una vez y para siempre tanta confusión yunista que para algunos de ellos es como patrimonialista de cara al enojo de una parte del priismo que ya no quiere más de lo mismo.
Y en ese escenario tan innovador, ¿qué papel habrá de jugar el controvertido Fidel Herrera Beltrán?
Pues para los grupos de poder federales el ex gobernador pasa a segundo término sin considerar su descarte. Fidel Herrera tiene la experiencia, la maña, goza del respeto de la clase política y sabe de qué pie cojea su más férreo enemigo, así que con todo y lo complicado que resulta digerirlo, particularmente a EPN, pues el ex seguirá vivo, aunque sin premio de consolación.
Demasiado fue el daño provocado como para pagarle, amén de que no hay trato ni acuerdo de índole alguna con don Miguel Alemán.
Alemán Velasco, vale la pena señalar, es uno de los hombres más cercanos al presidente de la república.
No solamente es su consejero privado, sino que además lleva el peso del desarrollo económico y social del estado de Guerrero y gracias a su actividad empresarial concita el diálogo presidencial con la iniciativa privada. Miguel Alemán navega en muy bajo perfil. En realidad está más allá del bien y el mal, pero no olvida que su tierra, Veracruz, vive momentos convulsos y que su experiencia y opinión son muy tomados en cuenta por Peña Nieto.
Y es cierto que en reiteradas ocasiones la familia se ha manifestado por no regresar a la política y menos de parte de Alemán Magnani, pero... ¿cómo rechazar la propuesta presidencial?
Hoy la moneda no está en el aire.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo