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El secreto de Madiba
2013-09-05 - 20:39
Acaba de llegar a mi escritorio un libro que encargué por Internet hace casi un mes, la autobiografía de Nelson Mandela.
Si logramos alzar la mirada de nuestros problemas más cercanos para observar el panorama mundial, entre las notas sobre Siria, las declaraciones del papa Francisco, la reunión del G-20 en San Petersburgo, se asoma la itinerante estancia de Madiba en el hospital, protagonista de una historia que encierra muchas lecciones.
Su lugar de nacimiento es Mvezo, una diminuta aldea del Transkei que se encuentra a 900 kilómetros de Johannesburgo; su año de nacimiento es 1918, su nación de nacimiento son los xhosas y su clan de nacimiento los Madiba. Como señal de respeto muchos le llaman así.
El menor de 13 hermanos y el único de ellos que asistió a la escuela en donde el primer día de clases la maestra comenzó a llamarle Nelson, en lugar de su nombre original: Rolihlahla.
Aunque por falta de tiempo avanzo poco a poco en la lectura, en cuanto tengo unos minutos libres tomo el grueso libro para leer una o dos páginas que me descubran el secreto de su iluminación, alguna aparición espectacular o la chispa genial en su persona que lo haya llevado a lo extraordinario.
Sin embargo hasta ahora la historia va de un joven normal, con una vida estándar para aquella época, con el ingrediente de la firmeza en sus creencias y valores y su carácter sereno. Él mismo señala que a menudo guardaba silencio mientras todos los demás gritaban.
Mandela estuvo siempre firme en la creencia de que el cambio era posible; a pesar de 27 años en prisión, de amenazas a su persona y a su familia, de movilizaciones en su país, siempre creyó en el cambio para transformar a Sudáfrica de una manera pacífica e institucional.
Es un digno ejemplo a seguir.
Por cierto, el título que eligió Madiba para su autobiografía es “Un largo camino hacia la libertad”. Las transformaciones profundas suelen ser largos caminos, por eso no detengamos a nadie que esté decidido a recorrerlos.

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