Con la nostalgia desbordada y las plegarias dirigidas a un Dios para que les dé fortaleza y resignación, familiares, amigos y conocidos de Joel Rayón Paniagua lo despidieron al pie de donde descansarán sus restos a partir de este viernes, en una tumba del panteón de Córdoba.
El joven de 31 años que perdió la vida en el atentado a un antro en Orlando, Florida, reunió a decenas de personas que hoy lloran su pérdida y no terminan de comprender que no lo verán más, cuando sólo había viajado a Estados Unidos en busca de una mejor vida.
Con el Sol a plomo al filo de la 1:45 de la tarde, arribó la carroza con el cuerpo de Joel acompañada de un contingente, después de llevarse a cabo la misa de cuerpo presente en la iglesia del Espíritu Santo ubicada en la unidad habitacional San Román, cercana adonde vivía el joven.
Ya en el panteón, el grupo musical Incomparable Comando Norteño inició una tanda de canciones, al tiempo que daban el último adiós con una flor blanca y agua bendita sobre el féretro blanco, al cual también se aferró la abuelita de Joel, que lo abrazaba y lloraba desconsolada, pues ni los abrazos de la familia le reconfortaban.
"Para mí fue un hijo ejemplar, perdí un gran hijo, pero también era un gran amigo; él me va a dar la fortaleza para seguir y te prometo que nadie nos va a volver a humillar; nos alcanzó la maldad de un hombre que no tenía corazón. Aquí con tus hermanos te lo prometo", apuntó Rufina Paniagua, madre de Joel, antes de que el féretro descendiera.
Doña Rufina trató de contener el llanto en más de una ocasión, se abrazaba a sus hijos y trataba de mostrarse fuerte, pero minutos antes de que cayera la tierra sobre el ataúd, alzó la voz y a la par de agradecer a los presentes su compañía, también llamó a sus hijos que sobreviven a no olvidarse de su madre, a mantener la unión familiar a pesar de la pérdida devastadora que han sufrido.
Durante el último adiós a Joel, los familiares más cercanos vistieron una playera blanca con dos fotografías de él, además de un mensaje que decía: “Siempre vivirás en nuestros corazones, septiembre 18, 1984–1 de agosto de 2016, Joel Rayón Paniagua”.
La madre, de 49 años, también recordó que pasaba hasta dos horas hablando por teléfono con su hijo, quien la apoyaba económicamente y siempre se preocupaba por ella, sobre todo recordó que cuando se sentía desanimada él la animaba a seguir adelante, a nunca vencerse, y cuando él tenía algún problema, era ella quien le brindaba ese apoyo y entusiasmo por seguir; ahora desde el cielo Joel seguirá siendo su motivación.
Por su parte Nicolás Rayón, hermano mayor de Joel, dedicó escasos minutos a los medios de comunicación que dieron cobertura al hecho, en los que agradeció la solidaridad del pueblo cordobés, el apoyo de instituciones gubernamentales que facilitaron el viaje a Estados Unidos, así también reconoció el apoyo económico del ayuntamiento cordobés, “no tengo nada que decir, todos se han portado muy bien con nosotros, gracias por ese apoyo, no nos queda más que agradecer en estos momentos”.
En el lugar se oyeron canciones como “Mi último deseo”, la primera que solicitó Nicolás al grupo musical, seguida de “Amor eterno”.
El cuerpo de Joel fue enterrado entre lágrimas y tristeza de los presentes, quienes siempre lo recordarán como el buen ser humano que fue, dispuesto a ayudar y a dar amor sin medida.