Los restos de Joel Rayón Paniagua, una de las cuatro víctimas mexicanas del atentado en el bar Pulse en Orlando, Florida, llegaron a las 6:30 de este jueves a su casa en Córdoba, ubicada en la colonia Ampliación Colorines.
Su madre, Rufina Paniagua Ramos, aún no puede creer que su hijo, el más alegre y quien era sustento de la familia, haya sido asesinado a nueve meses de llegar a Estados Unidos.
Apenas hace unas semanas Joel enviaba fotos vía telefónica de los jardines que podaba en Estados Unidos; la última vez que llamó fue cinco días antes de morir en el que ya se califica como el atentado más letal en el país vecino, después del 11 de septiembre.
Joel siempre le contaba a su madre lo diferente y bonito que era el extranjero."Allá no hay pobreza", le decía, y el sueño de ambos era viajar juntos.
Hoy Rufina lamenta haber conocido EU en medio de la tragedia. Pero entiende por qué su hijo, de 32 años, anhelaba ese sueño.
No era la primera vez que Joel estaba en suelo norteamericano, la primera vez se fue por nueve años y regresó. De ese viaje pudo construir la casa que ahora es de su familia. Regresó por cuatro años y decidió irse nuevamente para buscar fortuna nuevamente.
Con la secundaria abierta terminada, Joel viajó para reunirse con su hermano Germán, quien desde hace cuatro años vivía en la ciudad de Orlando como indocumentado.
Rufina piensa que quizá ése era el destino de Joel, quedarse ahí en suelo norteamericano, donde quiso hacer una vida.
Han pasado más de 11 días de la tragedia, la familia ha dormido poco, apenas unas horas ante la incertidumbre de la llegada del cuerpo de Joel, que arribó a casa en medio de la sorpresa de sus hermanos y madre.
Sin hablar una palabra de inglés, Rufina viajó a Estados Unidos para recuperar el cuerpo, y aunque le prometieron ayuda del gobierno estatal y municipal, ésta ha fluido lenta y el apoyo se lo ofreció la lideresa de la colonia Antorchista donde vive y las autoridades del consulado mexicano.
No obstante, haber recibido el cariño y el reconocimiento de los amigos de Joel en Orlando, la ha reconfortado.
"Ahí se ve que estamos unidos, no nos queda otra cosa que echarnos para adelante, por eso estoy tranquila", dijo.
Los restos de Joel descansan en un ataúd blanco, rodeado de flores y de fotografías.
Los amigos en Orlando regalaron a la familia un álbum de fotos de momentos de convivencia y un libro negro de pasta dura, que Rufina atesora.
En él hay 20 páginas de notas de despedida y es el testimonio de que Joel era amiguero, divertido, bailador y su asesinato dejó un hueco en el alma de quienes lo conocieron.
El 18 de septiembre próximo Joel cumpliría 33 años, el álbum que sus amigos le dieron como recuerdo cierra con un retrato que con tinta negra dice: "Mi nombre es Joel, fui una de las víctimas de un atentado en el Club Pulse, ahora todo lo que quiero es descansar en mi México, les pido su cooperación para que esto sea posible".
Rufina no sabe qué es el terrorismo, no entiende el término y menos que eso haya dejado más de 49 muertos en un ataque, pero está convencida que la maldad alcanzó a su familia.
Su viaje a Orlando no fue en vano, asegura que recibió las condolencias del presidente Barack Obama, quien de propia voz prometió a su hijo Isacc, de 24 años, quien tiene cinco años viviendo en EU, ayudarle para obtener una visa americana.
"La ayuda que me pueden dar es que mi hijo no viva acechado por migración", dijo.
Este viernes habrá una misa de cuerpo presente en la iglesia San Román, luego a las dos de la tarde enterrarán el cuerpo en el panteón municipal, de acuerdo con los planes de la familia.