26 de Abril de 2024
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Amigos y familiares despiden a “Tommy”
- Varios jóvenes sordomudos de una organización a la que pertenecía, estuvieron presentes.
AVC / Noticias Noticias
2014-09-10 - 15:28
El recuerdo de Tomás brilló entre las calles oscuras de la colonia Dos Caminos del puerto de Veracruz. La última noche de rezo cristiano transcurrió bajo las inservibles lámparas de la calle, inexistente pavimentación y un mar de personas sordomudas vestidas de blanco.

Una vivienda sencilla techada en lámina, rodeada de jóvenes, niños y adultos con discapacidad auditiva, creó las últimas imágenes en vida de Tomás Lozano Díaz, un joven de 27 años asesinado en la colonia Albatros el pasado 30 de agosto.

La noche del lunes, el tiempo regresó a la fiesta de Navidad, cumpleaños o simplemente reuniones cotidianas entre la comunidad de sordomudos que creó Tomás.

Mejor conocido como “Tommy”, su partida y postrera despedida ocasionó que un numeroso grupo de personas oriundas de Chiapas, Oaxaca, Chetumal y la zona conurbada de Veracruz, se diera cita para recordarlo como siempre fue: alegre y bailarín con las melodías de Michael Jackson.

PROMESA CUMPLIDA

Los guantes brillosos y sombreros negros destacaron, pero no tanto como sus reconocimientos al mejor empleado del mes, el mejor amigo, el buen hermano, el coqueto, el maestro, el hijo que cumplió la promesa a su madre: comprar una casa propia.

Por tres años y con dificultades para ahorrar o conseguir confianza en sus patrones para seguir con el empleo, Tomás Lozano alcanzó el sueño de su madre, una señora también con discapacidad auditiva.

La herrería, albañilería y todo aquello que le enseñaran, contribuyó para colaborar con los gastos del hogar, pero no era suficiente, el sueño de su madre que se adjudicó como meta no era visible en la cercanía.

El último empleo de “Tommy” lo desarrolló con ayuda de compañeros de turno y directivos. Laborar como encargado de limpieza en conocido hotel del malecón le permitió ver más cerca ese anhelo materno que le costó la muerte.

El conseguir una casa del Infonavit, con dos recámaras, un baño y un cuarto que se divide en sala y comedor, lo llenó de gozo, tanto que se fue a vivir ahí con su madre, hermana y cuñada.

Pero la felicidad por dicha promesa cumplida le duró sólo un mes.
Cuatro desconocidos le arrebataron la vida cuando intentó defender a una joven que caminaba rumbo a la parada de autobuses en la colonia Albatros, minutos previos a iniciar su jornada laboral.

“Ése era el propósito de Tomás, sacarle casa a su mamá, hizo su mayor esfuerzo, aguantó Y aguantó. Sinceramente me dijeron que tuvo una pequeña discriminación en sus anteriores trabajos, le tocaron personas agresivas, pero Tomás lo logró”, expresó con orgullo su padre.

Sesenta pesos le bastaron a cada agresor para terminar con los sueños y los planes de vida de Tomás y su familia. Hasta el momento, un solo detenido, Ricardo Bustamante González, alias “El Ricky Ricón”, quien confesó participar en el asalto y muerte de Tomás.

Al señalado y detenido por los propios vecinos se le atribuyeron los delitos de homicidio doloso calificado y robo genérico a título de participación.

DESDE LEJOS

La vivienda obtenida con el esfuerzo de tres años por Tomás ya no está habitada. La colonia Albatros sigue vigilada por los vecinos que merodean día y noche cada rincón acompañados de cadenas, machetes y palos.

El temor de alguna represalia inundó por completo a la familia Lozano Díaz, a los vecinos, a todos los colindantes con La Pochota y Nuevo Paraíso que no cesan de inspeccionar la zona con medio comer y mal dormir.

El trabajo fuera de casa ya no está considerado por ninguno. Las canchas de futbol siguen de luto, la calle Gorrión continúa con las veladoras cubiertas de plástico para no languidecer entre la lluvia de la noche.

“Hemos ido a decirle a la gente que no está sola, porque ellos siguen haciendo guardia, nosotros prácticamente vamos a dejarles café o refrescos, porque prácticamente eso lo están haciendo por mi familia y se les agradece mucho”, comentó su hermana.
“Thalía”, una perra criolla, duerme a un costado vigilando el improvisado altar para no mover las flores blancas que instalaron los vecinos en el último espacio ocupado por Tomás.

La madre, hermana y cuñada del joven atacado por personas desconocidas el 30 de agosto alrededor de las seis de la mañana, temen salir a la calle, ni siquiera a la tienda por un kilo de azúcar para el café regalado en el novenario.

La calma para dormir o entablar una plática con los solidarios es difícil de seguir sin un cigarro en la mano. Uno, dos o tres, hasta cuatro se pasan como suspiros entre palabras de recuerdo y frustración por la inseguridad que viven los familiares y vecinos en las colonias Dos Caminos, La Pochota, Nuevo Paraíso y Albatros, vigiladas por “guardias vecinales”.

AGRESIONES A SORDOMUDOS

El ataque y muerte a personas sordomudas se repitió después de ocho meses. El tío de Tomás contaba con un negocio propio en la avenida Cuauhtémoc, donde también consiguió por años alcanzar el sueño.

Dos personas desconocidas lo interceptaron a la fuerza, le arrebataron pertenencias y le dieron un tiro, el único que recibió y lo llevó directo a la muerte. Ningún testigo, ningún detenido hasta el momento.

Sara, su hermana, contó que la discapacidad les impide escuchar quién los sigue con cada crujir de la tierra o basura que se observa en las calles, o siquiera una señal ruidosa que los mantenga alertas.

Tomás y su tío perdieron una batalla en Veracruz, un estado más confiado en sus vecinos que en sus autoridades de Seguridad Pública.

La comunidad de sordomudos que creó Tomás en vida sigue y seguirá reuniéndose en Plaza Américas, el punto social para acudir a comer un helado, una golosina u organizar una fiesta sorpresa para el integrante más pequeño o el recibimiento al más lejano de Oaxaca o Chiapas.

El padre de “Tommy” Lozano dijo sentirse orgulloso de las clases sin costo que en vida ofreció su hijo. El solo ayudar a los demás sordomudos que no conocen el lenguaje de las manos para comunicarse con iguales es una acción digna de elogiarse. Así se puede aún admirar en redes sociales, aquéllas que el mes pasado siguió compartiendo el joven de 27 años.

“No hay más palabras que el recuerdo de Tomás que queda entre nosotros, hoy se cierra el libro de Tomás y a seguir adelante”.

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