¿Llegarán los tiempos en que los programas asistenciales sean en ‘tiempo aire’?
En su columna Serpientes y Escaleras de ayer martes, Salvador García Soto comenta: “En la larga lista de aspirantes presidenciales que todos los días crece con nuevos apuntados, hay un nombre que algunos enterados insisten en que no debe perderse de vista: Carlos Slim. El ingeniero, que ha dicho públicamente que “no se puede ser borracho y cantinero al mismo tiempo”, no deja de evaluar cómo se vería su apellido en las boletas como candidato “ciudadano”.
Desde luego no sólo García Soto lo ha señalado, ha sido tema recurrente en la comentocracia. De hecho, cualquier ciudadano se puede preguntar: ¿qué le falta tener a Carlos Slim?
De magnates metidos a buscar el poder político formal hay varios casos, quizá el más sonado sea el de Silvio Berlusconi en Italia, antes de Donald Trump obvio.
Pero hagamos un sencillo análisis de cómo podría transitar el asunto.
De entrada no le faltaría dinero, aunque hay topes de campaña, sabemos a la perfección que el INE nunca ´se entera’ cuando son rebasados, o sea, que no habría miseria en la pepena.
Podemos pensar que por ser un empresario exitoso, ergo, sería un presidente fregón, claro, de ganar. El tema es que cuando algo no funciona en sus empresas despide a los ineficaces y mucho nos tememos que a los legisladores nadie los puede correr.
Por otro lado, un corporativo, bajo la lógica del capital, no puede trabajar con pérdidas, sin embargo, los organismos de gobierno funcionan bajo otra dinámica, por ejemplo, no imaginamos al Canal 11 trasmitiendo telenovelas del Canal 2 para aumentar el rating y con ello lograr ganancias. La filosofía empresarial es antitética a la de las instituciones de gobierno, ojo, lo cual no implica que estas últimas eviten ser eficientes.
Finalmente diremos que si llegara el ingeniero Carlos Slim a Los Pinos, no todo México es territorio Telcel, por lo que tendría que admitir que hay otros poderes que desafían los designios del Tlatoani, asunto que seguramente no le va a gustar. Trump lo ejemplifica.
Por lo tanto, experimentando en cabeza ajena, después de observar lo que ocurre en los EU, mejor quédese en su casa don Carlos, así conservará la poca o mucha admiración que por su obra tenga y no ganará ‘mentadas’ adicionales a las que obtiene cuando falla la telefonía o el internet.
Posdata: también se evitará que AMLO lo ubique dentro de la mafia en el poder, de lo que, extrañamente, hasta ahora se ha salvado.

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