El PRI decidió descartar a un gran número de personajes que militan en su partido y que habían alzado la mano para competir por la candidatura de este partido al gobierno del Estado de México.
Sabedores de lo mucho que se juegan en la contienda de 2017, donde estará en juego el gobierno del estado más poblado del país, los priistas hicieron su primer recorte, dejando en seis el número de prospectos con posibilidades de competir.
La dirigencia priista se encuentra consciente de que no son los mejores tiempos para aventurar en nada, ya que los efectos del gasolinazo dejan un clima de rechazo al partido gobernante, el que ya mostró sus efectos en 2016, donde el tricolor perdió siete de las doce gubernaturas en juego.
Si eso sucedió en un clima sin tantos problemas económicos, ni alzas de precio como las que se avecinan en el actual año, los pronósticos son aterradores sobre los resultados electorales que puede obtener el partido gobernante en tres estados con elección de gobernador y otro más con la renovación de más de 200 presidencias municipales.
De ahí que en lo que corresponde al Estado de México, por mucho, la entidad que merece mayor atención de los políticos, la estrategia debe ser sumamente afinada.
Y es que del Estado de México provienen el actual Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y uno de los principales aspirantes del PRI a sucederlo, el actual gobernador Eruviel Ávila Villegas.
Los priistas están conscientes de que será una competencia sumamente cerrada la mexiquense, donde no hay lugar para equívocos, por lo que tienen que manejar con sentido práctico la designación del candidato.
Es decir dejar de lado los favoritismos, de parentescos, amistades o conveniencias en la designación del candidato.
Para los priistas resulta de suma urgencia mantener el ícono que representa ser el Estado de México, donde se formó el legendario Grupo Atlacomulco, del que todos los involucrados niegan su existencia.
Sin embargo, la hegemonía de ese grupo deja constancia entre los nombres de los gobernantes de esa entidad.
Hasta donde se sabe existe gran tirantez entre varios de los más representativos priistas de la entidad, los que empujan porque uno de sus afines resulte como abanderado del priismo para la contienda del presente año.
De los seis personajes inscritos en esta final, tres pertenecen al grupo del actual gobernador, Eruviel Ávila Villegas y son respaldados por el ex gobernador, Arturo Montiel Rojas y los restantes son vistos como impulsados desde el centro.
Ana Lilia Herrera Anzaldo, secretaria estatal de Educación y senadora con licencia, parece ser la que mejores condiciones reúne para convertirse en abanderada del partido. Incluso se dice que fue llevada a esa posición, para apuntalarla hacia esa ruta.
Carlos Iriarte Mercado, presidente estatal del PRI y diputado federal se maneja dentro de la supuesta terna final y cuenta con la estructura del partido. Él ha sido alcalde de Huixquilucan, director de la Policía estatal diputado local y secretario de Desarrollo Social en el estado. Es uno de los jóvenes llamados Golden Boy, durante el gobierno de Arturo Montiel y pretender repetir la hazaña de saltar de la dirigencia estatal del partido a la candidatura al gobierno estatal.
José Manzur Quiroga, secretario estatal de Gobierno, es el tercer integrante del grupo considerado de locales con aspiraciones para encabezar la nominación priista. Él ha sido diputado local, diputado federal y subsecretario de Gobierno en dos distintas administraciones estatales la de Arturo Montiel Rojas y la de Enrique Peña Nieto. La carrera de Manzur es la menos espectacular de todas, aunque podría ser la bisagra entre Eruviel y Peña Nieto.
Carolina Monroy del Mazo, es la actual secretaria General del CEN del PRI y diputada federal, lo que la ubica entre las seleccionadas, aunque su carrera no es nada relevante. Es cierto que fungió como alcaldesa de Metepec, directora de la televisora mexiquense, secretaria de Desarrollo Económico y directora de Cultura en el estado, entre otros cargos. Ella es una de las que tiene relación familiar con el Presidente Peña Nieto.
Alfredo del Mazo Maza se mantuvo siempre como favorito para convertirse en el candidato a gobernador, posición similar a la de hace seis años, cuando de última hora fue bajado de la nominación. Del Mazo ha sido secretario estatal de Turismo, alcalde de Huixquilucan, director de BANOBRAS y diputado federal, entre otros cargos. Los efectos del gasolinazo pueden traer como coletazo el que quede al margen de la candidatura, por su relación familiar con el Presidente Peña Nieto y la propia Carolina Monroy. Con todo, Alfredo del Mazo tercero sigue en la final de la candidatura,
Rubén Aguilar Castillo, es el sexto en discordia. Se desempeña actualmente como subsecretario de Alimentación y Productividad, en la secretaría de Agricultura. Se trata de un personaje del que se esperaba un mayor nivel en la administración del Presidente Enrique Peña Nieto y que fue relegado a cargos de segundo nivel, desde la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. Rubén fue alcalde Jilotpec, en el Estado de México, diputado local y secretario del Trabajo, pero además presidió al partido Revolucionario Institucional en la entidad y se le auguraba un futuro promisorio, aunque fue relegado. Ahora se le considera como uno de los posibles candidatos del PRI al gobierno del Estado de México, aunque en realidad es visto como solamente un agregado.
Y aunque faltan algunas semanas para que se designe al abanderado, los priistas calientan motores y afinan estrategia, para evitar otra pérdida, la que sería considerada como la total debacle del partido tricolor en su ruta al 2018.

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