A mí querido hermano José, por todo
Es complicado siquiera intentar explicar los casos de corruptelas varias que asuelan al país desde hace ya un buen tiempo –recodar entre otros y otros a los exgobernadores Duarte de Veracruz y Chihuahua; de Borge en Quintana Roo; de Guillermo Padrés, Sonora; de Rodrigo Medina, de Nuevo León– aunque urgen límites a tantas barbaridades de ese multifacético fenómeno, ahora que inicia el 2017.
No hay de otra.
Ante los ventarrones que se asoman en los órdenes político y económico, es tiempo de saber cómo se van a afrontar las urgencias de empleo, educación, salud, seguridad, corrupción, crecimiento e infraestructura que tanto urgen a la sociedad.
Entre ellos Inflación y alza de combustibles, advierten los expertos.
Del otro lado acciones en pro de un muro en la frontera; retornar a cuanto mexicano deambule por aquellas ciudades; revisar, si no cancelar, el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica; inestabilidad en los mercados y del peso frente al dólar; carrera armamentista, son algunas linduras del porvenir.
Ojalá en el poder público aceleren medidas impostergables, sea el ejecutivo, el legislativo o el judicial. De ellos depende delinear y ajustar el plan general de desarrollo y de ser posible enfrentar no uno, muchos de estos desafíos que ya están frente a las narices de la sociedad.
Si los empresarios son, en efecto, los que generan esencialmente la riqueza, le toca también una fuerte responsabilidad luego de décadas de toda clase holguras. Han de dejar la sola intención de negocios y corresponder a una mejor distribución de esa riqueza, pues de nada sirve que 1 % de la población maneje 25 por ciento de los bienes y la cuarta parte más de la mitad. Hace falta mucha capacitación y compromiso, de paso respetar las leyes.
Otros sectores sociales han de cumplir su parte en aras de lograr el necesario equilibrio inflacionario y soportar en la medida de las posibilidades el alza de los energéticos, que a su vez repercutirá en el precio de los productos de primera, segunda y hasta tercera necesidad.
A los segmentos de mayor vulnerabilidad el horizonte si bien no es de ninguna manera halagüeño, al menos que cuenten con instrumentos y respaldos que palien su situación y no estar más afectados de lo que evidentemente ya están, en particular mujeres y menores.
Eso implica poner los ojos en siete millones de jóvenes entre los 18 y 30 años que no tienen acceso a escuelas y a trabajo seguro y remunerado (ya no contar la seguridad social, un sueño en las actuales circunstancias).
Así que una vez concluidas las festividades decembrinas o al mismo tiempo, cada quien su parte ante lo que viene en caída libre.
Atraque 1: ¿Dónde andan los gobers fugados? Salvo las autoridades judiciales, nadie sabe. Por cierto el de Chihuahua, César Duarte, la anda librando. Ni las denuncias penales ni su partido dicen aquí ocurrió algo. Será que desde que Rosario Robles, titular de la Sedatu, lo exoneró en octubre anterior en una ceremonia pública, anda tan campante.
Atraque 2: Javier Duarte, el de Veracruz, pasó una noche mala este 24 de diciembre, pues aún con buena lana tras su espalda, no pudo, siquiera, ver regalos en su árbol navideño.
Atraque 3: De 2006 a la fecha el gobierno ha incautado, dice Milenio (15 de diciembre anterior), 200 mil armas a la delincuencia organizada (75 por ciento de grueso calibre), equivalentes al armado una vez del ejército de Francia y dos al de Alemania; esas armas pasan trasponen irregularmente la frontera ¿cómo? De paso, se han incautado estupefacientes a precio de mercado interno de 1.4 billones y el triple si fueran en el mercado estadounidense en el lapso. Hay 162 mil unidades terrestres y marinas y 607 aeronaves confiscadas en la última década, de ese tamaño la tarea que hay que afrontar. Una más.

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