¿Será que hasta lo de la recompensa se quería chingar?
El pasado fin de semana se confirmó el vacío de autoridad que hay en la entidad. Primero, el secuestro o “levantón” del párroco de Catemaco, lo cual ocasionó graves disturbios, entre ellos, el incendio del palacio municipal.
La tensión comenzó desde el viernes y el gobernador interino, Flavino Ríos, se apareció hasta el domingo para que no dijeran que se hacía el “austriaco”. La policía tomó el control también 48 horas después. Por fortuna el clérigo apareció con vida y claras muestras de tortura.
El lunes el gran rumor fue en el sentido de que Javier Duarte habría informado, por oficio, al Congreso local, su intención de retornar al cargo de gobernador, lo cual generó un gran desconcierto. En realidad no existe certeza de que el escrito sea veraz, por lo pronto, el señor Ríos salió al quite y dijo que “eran chismes”.
Pero eso no es todo, ayer lunes supimos de la renuncia de Antonio Gómez Pelegrín a la secretaría de Finanzas, lo que deja más que claro que el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, asumió, mediante la contadora Clementina Guerrero, el manejo de la precaria Hacienda estatal.
De este día al uno de diciembre próximo, la debilidad política del interino crecerá exponencialmente, situación que mina su objetivo de buscar una candidatura por el PRI para el 2018, ya sea una diputación o una senaduría.
Sin embargo, la cereza del pastel la puso el CEN del PRD, ya que denunciaron ante la PGR al multi citado Flavino Ríos, por supuestamente haber auxiliado a Duarte en su fuga.
Eso de las “tablas” que tanto presume el interino…estaría por verse.

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